jueves, 20 de marzo de 2014

CAPITULO 81

Cuando llegamos a casa estaba Titi con las amigas, merendando.

- Que vas a hacer a la noche? - me preguntó cuando me acerqué a la mesa a robarle algunas galletitas
- Invité a los chicos, hacemos previa acá y después salimos, vos?
- Que chicos? - preguntó abriendo bien los ojos
- Si, viene Agus, si es eso lo que querés saber - dije y Julian que estaba atrás mío largó la risa.

Sabía que a Titi le encantaba Agus desde hacía mucho tiempo y por eso me encantaba joderla, es divertido hacerla enojar y ver como se pone toda colorada.

- Que idiota que sos Oriana - dijo enojada y me reí - las chicas se quedan a dormir, eso voy a hacer
- Ah buenísimo, dejen lugar para nosotras, mis amigas también se quedan - dije y Julian bufó, me había olvidado de contarle ese pequeño detalle
- Y ustedes - dije dirigiéndome a sus amigas, con las cuales ya tenía suficiente confianza - dejen de mirarlo que es mío - agregué abrazando a Julian por el cuello
- Dejate de joder Oriana, váyanse de acá - gritó Titi tirándonos un almohadón y salimos al jardín, riéndonos.

- Mira como marcas territorio, "es mío" - dijo imitándome y me encogí de hombros
- Qué? No sos mío? - pregunté rodeando su cuello y sonrió
- Ponele que si... Igual me gusta que seas celosa - dijo depositando sus manos en mi cintura, para acercarme más a él
- Y si, no sabes como son estas, ven a un pibe así de potro como vos y atacan, enseguida - dije haciendo puchero y largó una carcajada - en serio tonto, no te rías
- Que linda que sos - dijo todo serio y me mordí el labio, moría de amor.

Acortó por fin la poca distancia que quedaba y me besó, haciendo que me temblaran las piernas como si fuera el primer beso. Así era cada vez que me besaba, y con ningún otro chico me había pasado algo así.

- Vamos al agua - susurró sobre mis labios y lo empujé
- Ni loca, anda vos - grité
- Dale, me estas jodiendo? No me voy a tirar solo - dijo agarrándome de las muñecas
- No Julian, no te tires entonces, pero yo ni loca, ya hace un poco de frío - dije intentando zafarme de su agarre, pero era inútil
- Que va a hacer frío? - dijo soltándome para, de un solo movimiento, sacarse la remera - dale, o te cambias o te tiro así con ropa - me amenazó y negué con la cabeza
- Ni me voy a cambiar, ni me vas a tirar, basta - dije desesperada y el solo rió para luego cargarme sobre su hombro.

Si, siempre se termina saliendo con la suya. Y ahí estaba yo, pataleando y pegándole en la espalda para que me bajara, pero nada parecía dolerle, simplemente lograba que se riera aún más, lo cual me llenaba de bronca. Llegamos al borde de la pileta pero no hizo caso a mis súplicas y de un salto se tiró al agua, conmigo arriba.

- Te odio, siempre haces lo mismo - grité cuando salimos a la superficie
- Porque no me gusta que me digan que no - dijo acercándose y le tiré agua en la cara
- Sos un tarado Julian, esta helada - me quejé, enojada
- Ayyy mirala, se ofendió - dijo abrazándome, con una sonrisa enorme
- Salí - dije manteniendo mi postura
- No - me respondió escondiendo su cabeza en mi cuello y dejando un largo beso allí.

Mierda, por qué siempre hace cosas como estas cuando intento parecer enojada? Llevé una mano hacia su espalda y con la otra lo agarré con fuerza por su nuca, acercándolo más a mí, mientras jugaba con su pelo. Lo aparté de mí porque sentía la necesidad de volver a sentir sus labios sobre los míos, y esa sensación única que recorría todo mi cuerpo cada vez que lo besaba. Él me siguió el beso sin dudarlo, mientras subía sus manos por mi espalda, por debajo de la remera, provocándome escalofríos. Sí, el muy tarado me había tirado con ropa.

Estuvimos varios minutos así, hasta que nos tuvimos que separar por falta de aire. Apoyó su frente sobre la mía, aún con los ojos cerrados y la respiración entrecortada. Luego de varios segundos así, en silencio, por fin habló.

- Te amo - susurró sobre mis labios y automáticamente abrí los ojos.

Me miraba serio, a los ojos, parecía tan sincero cuando lo decía que inevitablemente se me llenaron los ojos de lágrimas. Jamás alguien me había dicho algo así, algo tan real. Sin dudarlo lo volví a besar, con menos pasión que antes, pero más ternura. Quería demostrarle con actos, ya que las palabras no me salían, que yo sentía lo mismo que él.

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