domingo, 9 de febrero de 2014

CAPITULO 30

No se cuanto tiempo habrá pasado, tal vez solo un par de minutos, hasta que nos separamos por falta de aire. Mis manos siguieron sosteniéndose al rededor de su cuello y las suyas en mi cintura. Apoye mi frente sobre la de él y me mordí el labio, como con vergüenza. Abrí los ojos y Julian me miraba con una sonrisa de oreja a oreja. Nadie dijo nada y esta vez fue él quien acortó la poca distancia que quedaba entre nosotros para darme otro beso, más corto que el primero pero con mucha más intensidad.

- Te dije que hoy no te salvabas de mi - dijo cuando nos separamos, solo un poco.
- Callate que si yo no te apuraba, seguirías hablando y gritando - dije riendo
- Perdón por como te traté Ori, no quería
- Shhh - dije callándolo con un beso.


- Ocho años esperé este momento, nunca me imaginé que iba a ser así
- No te gustó? - pregunté alejándome
- Vení tonta - dijo agarrando mi mano para acercarme a él y me abrazó con fuerza - me encantó - susurró en mi oído y yo solo sonreí.


- Me da un poco de miedo la lluvia, vayamos a casa - dije, después de un rato, sin separarme de él
- Uh la lluvia, me había olvidado - dijo y reí

Agarré mis zapatos y salimos corriendo de la playa. Eramos un desastre, todos mojados corriendo por la calle, por suerte ya estábamos cerca de casa.

- Bueno yo me voy - dijo cuando llegamos
- Vos estás loco? Pensás que te voy a dejar ir así? Ni lo sueñes, te quedas acá
- Mmm si insistís - dijo dejando un beso corto en mis labios y sacándome las llaves de la mano para abrir la puerta.

Por suerte no había nadie despierto que nos pudiera ver, así que fuimos entre besos a la cocina a buscar algo para comer.

- Ah bueno - dijo mamá y nos separamos enseguida
- Má, te juro que no es lo que parece - dije nerviosa y Julian ni siquiera podía hablar
- Claro yo ahora tengo que hacer como que no vi nada? - dijo riendo y suspiré aliviada - Vayan ya mismo a cambiarse que se van a enfermar - dijo por último y le sonrió a Julian antes de irse con su taza de té en la mano.

- Uy pensé que me iba a putear - dijo él y largue una carcajada
- Mi mamá te ama Julian!
- Y vos?
- Yo... yo mejor me voy a cambiar - dije nerviosa - vos hace lo mismo, agarra ropa de alguno de los chicos
- Juli te dejé un colchón en el living para que duermas - dijo mamá asomándose por la puerta de la cocina
- Muchas gracias Cathy - dijo sonriéndole

Subí a cambiarme y el hizo lo mismo. Me puse el pijama y antes de bajar nuevamente pasé por el baño para lavarme los dientes y peinarme, mi pelo después de la lluvia era un desastre. Cuando bajé Julian ya estaba acostado en el colchón que mamá le había preparado. Se había puesto un short de Peter y de arriba nada, en cuero. No se si lo hacía a propósito pero verlo así sin remera era mi debilidad.

- Voy a calentar unos pedazos de pizza que sobraron, querés? - pregunté cuando pase por al lado suyo
- Si más vale, te ayudo - dijo parándose rápido y agarrándome por la cintura mientras caminábamos hacia la cocina.

Me dio un beso sentido en la mejilla y abrió la heladera en busca de algo para tomar. Sirvió dos vasos de coca mientras yo recalentaba la pizza de la noche anterior. Llevamos todo al living y nos sentamos los dos en el colchón.

- No tenés frío? - pregunté dándole un mordisco a la pizza
- No - dijo riendo - por qué? Querés que me ponga una remera?
- No! - grité y me sonrojé al instante al darme cuenta lo obvia que era
- Ah bueno - dijo riendo y haciendo caras. Le pegué en el hombro y el hizo lo mismo.

Terminamos de comer, entre risas y peleas y me acosté en el sillón y el hizo lo mismo en el colchón que estaba al lado. No tenía sueño y la verdad que no me quería separar ni un segundo de él, y al parecer a él le pasaba lo mismo.

- Cuándo te volvés a Buenos Aires? - dije después de un rato de silencio en el que simplemente nos mirábamos y sonreíamos.
- El 15 - dijo serio y mi cara cambió completamente
- Qué? Pero faltan solo dos días para el 15!
- Si ya se, ni me lo digas - dijo mirando para otro lado
- Y cuando me lo pensabas decir? - pregunté y se encogió de hombros
- Vos cuando te vas? - preguntó al rato
- A fin de mes. Pero si querés te podes quedar con nosotros, los amigos de Pablo también se van el 15 así que va a haber lugar de sobra
- Me encantaría, pero me voy porque tengo que preparar un par de exámenes para la facu, sino me quedaría acá con vos, de una- dijo triste
- Qué estudias? - dije para cambiar de tema
- Psicología
- Mira vos, no te tenía así tan estudioso - dije y rió
- Vos? Es tu último año de colegio, no?
- Si, pero todavía no se que voy a estudiar después
- Esta re bien, tenés tiempo todavía para pensarlo - dijo y tiró de mi mano para hacerme caer del sillón.

Caí sobre él y me acomodé a su lado, de costado, rodeando su cintura con mi brazo mientras el me acariciaba el pelo.

- Pero para lo que no tenés mucho tiempo es para llenarme de besos - dijo y no me dejó ni respirar que ya estaba volviendo a unir nuestros labios.

La verdad es que cada vez que lo tenía así de cerca, cada vez que me besaba, se me erizaba la piel, mi corazón latía desesperado, y un sensación rara se adueñaba de mi panza. Jamás había sentido algo así con nadie.

El beso iba subiendo de tono, cada vez más, y cuando quise acordar ya lo tenía encima mío.

- Para Juli - dije separándome de a poco
- Qué? - preguntó mirándome a los ojos

Sabíamos que no iba a ir más allá de un beso, pero cualquiera que lo viera de afuera iba a pensar mal.

- Puede bajar alguien y la verdad que no quiero tener que darle explicaciones a nadie - dije en voz baja y volvió a su lugar - me voy a ir yendo, sino mañana no me despierto con nada
- Mmm nooo - dijo con voz de nene caprichoso y reí
- Mmm siii - dije imitándolo y le di un último beso antes de pararme e irme

Subí las escaleras sin hacer ruido y desde el último escalón le tiré un beso. Él solo sonreía. Me acosté en mi cama tratando de no despertar a las chicas y no podía parar de pensar en todo lo que había pasado esa noche. Una sonrisa inmensa se apoderó de mi rostro y no se iba con nada. Afuera seguía lloviendo muy fuerte, y cada diez segundos se escuchaba algún trueno que lograba sobresaltarme. Solo deseaba haberme quedado allá abajo, entre los brazos de Julian, pero bueno, no daba. Minutos más tarde, entre recuerdos y sonrisas al fin me quedé dormida.

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