sábado, 3 de mayo de 2014

CAPITULO 109

Tuve un momento de debilidad, por así decirlo. Me dejé llevar por la situación, estaba vulnerable, me sentía culpable y la verdad es que Sebastián me mataba de ternura. Pero por suerte algo me hizo entrar en razón, caer en la realidad. Ese algo no era ni más ni menos que el recuerdo de él, de Julian.

- Para - susurré con la voz entrecortada, luego de apartarlo de mí apoyando una mano en su pecho
- Qué? - preguntó con dificultad antes de volver a unir nuestros labios en un corto beso
- Basta Seba, no, no puedo - dije mirándolo a los ojos, y pude ver como su mirada encendida pasó de un segundo a otro a demostrar tan solo tristeza
- Perdoname - dijo girando su cabeza y cerrando los ojos con fuerza - soy un tarado, perdón
- No, ey, para. Yo soy la que te tiene que pedir perdón. No se por qué me dejé llevar, pero esto no significa nada, yo estoy con Julian, y lo amo. Quiero aclarártelo porque en ningún momento te quise ilusionar, ni confundirte, yo... no se que me pasó - dije mientras mis ojos se llenaban de lágrimas, las cuales no tardaron en caer
- No llores Ori - murmuró volviéndome a mirar para luego limpiar mis lágrimas con la yema de sus dedos
- Es que soy una mierda - largué entre lágrimas y él negó con la cabeza - si, soy la peor, no le puedo hacer esto a Julian, no se lo merece, y vos tampoco
- Ori vos no hiciste nada, fui yo que me zarpe, no te sientas culpable
- No puedo, no entendés? Cómo lo miro ahora a los ojos? O sea besé a otro, y justo ese otro sos vos, cómo hago para mirarlo a la cara como si nada?
- Basta, no te tortures más, si hace falta yo le explico, pero no deberías decirle, si fue un impulso mío, vos no hiciste nada
- Si que hice, te seguí el beso, y encima... encima me gustó - dije casi sin pensarlo y sus ojos se abrieron de golpe
- En serio lo decís? - preguntó sorprendido
- Igual eso no significa nada, eso no cambió nada de lo que yo siento, que te quede claro - dije y asintió con una sonrisa
- Ya se, no te preocupes que no me voy a hacer ilusiones, lo que me importaba era que lo sepas. Y bueno... lo que pasó acá va a ser un secreto, un hermoso secreto - dijo y me mordí el labio mientras negaba con la cabeza
- Me quiero ir - dije algo atormentada por mi cabeza que no paraba de pensar
- Está bien, te llevo al colegio - dijo arrancando el auto
- No, al colegio no, me quiero ir a mi casa, no me siento muy bien - dije y asintió, mirándome apenado
- Dejame llevarte, es lo mínimo que puedo hacer después de la cagada que me mandé
- Bueno, dale - dije con la mirada fija en el paisaje, mientras mi mente no paraba de maquinar.


- Llegamos - murmuró, sacándome de mis pensamientos
- Gracias, por traerme - dije algo nerviosa y me dedicó una leve sonrisa
- Espero que me puedas perdonar, y que quede todo bien entre nosotros - dijo mirándome a los ojos
- No te tengo que perdonar nada, y no hay nosotros, no somos más que una alumna y un profesor - dije intentando evitar su mirada, la cual me ponía un poco nerviosa
- Tenés razón, pero bueno, espero que pueda estar todo bien - repitió y asentí
- Espero, y espero también que lo que pasó hoy quede entre nosotros, y que nos olvidemos, como si no hubiese pasado - dije y él asintió, con pena
- Nos vemos Ori, y no te preocupes por la falta, no va a haber problema
- Gracias, eh... Chau - dije amagando a saludarlo pero opte por no hacerlo, ya había sido demasiado por hoy, suficiente.

Abrí la puerta del auto y caminé lo más rápido que pude hasta la entrada de casa, nerviosa al ver que él esperaba a que abriera la puerta para arrancar el auto.

Por suerte no había nadie en casa, mamá y papá estaban trabajando y Titi en el colegio, la verdad que no tenía ganas de cruzarme con nadie. Tiré la mochila en el piso y apenas me acomodé en el sillón las lágrimas comenzaron a caer, una tras otra, sin parar. Lo único que me venía a la mente era la cara de Julian, su mirada, su sonrisa, la cual seguro no iba a ver por mucho tiempo. Escondí la cabeza entre mis brazos mientras las lágrimas seguían cayendo y estuve un rato así, sin moverme, y sin parar de pensar. Mi celular no tardó en sonar, logrando sobresaltarme. Eran las chicas, por suerte, preguntando por qué había faltado al colegio.

"Después les cuento, pueden venir a casa cuando salgan? Las necesito!"

"Obvio, vamos, pero estás bien? Pasó algo?" - preguntó enseguida Jenny

"Está todo bien Ori?" - agregó Lola y sonreí un poco, son más tiernas mis amigas

"No se preocupen chicas, cuando vengan les cuento! Las quiero" - fue lo último que dije antes de dejar el celular en la mesita y volver a mi anterior posición.

Por suerte Julian nunca me respondió el mensaje, ni me llamó, porque ahora sí que no sabría que decirle, ni como hablarle después de haber sido tan forra con él. Como masoquista que soy corrí hasta mi cuarto a buscar la computadora, para ver un video que había hecho hace unos días. Era de los dos, con fotos de chiquitos, de ahora, videos, era más o menos nuestra historia resumida en un video. Lo raro era que nunca se lo había mostrado a él, ni a nadie, me dio algo de vergüenza en su momento, y ahora ya no daba. Me coloqué los auriculares, subí el volumen y me aislé del mundo cuando puse 'play'.

1 comentario:

  1. Seguii, Me Encanto Esta Novela Desde Que La Empece a Leer No Me Dejes Con Intriga!!

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