sábado, 31 de mayo de 2014

CAPITULO 120 (Último)

Esperé un rato a ver si se cansaban de tocar timbre pero no, parecía bastante insistente, así que no me quedó otra que levantarme. Me tomé todo el tiempo del mundo en caminar hasta la puerta y abrirla. Pero cuando lo hice, lo vi, y mi única reacción fue cerrarle la puerta en la cara, sin darle tiempo a nada.

- Ori, abríme - gritó desde afuera y negué con la cabeza, aunque no me estuviera viendo
- Andate Julian, vas a despertar a las chicas
- Tengo que hablar con vos!

Suspiré antes de volver a abrir la puerta, era igual o más caprichoso que yo y obviamente no iba a dejar de insistir hasta que lo hiciera.

- Qué querés? - largué cortante
- Me dejas pasar? - preguntó y sin decir nada di un paso para atrás, dejándole un espacio para que pase y él mismo se encargó de cerrar la puerta.

Me crucé de brazos y me recosté sobre la pared para poder mantenerme de pie, sin desconectar mi mirada de la suya en ningún momento. Él me miraba serio, como analizándome. Odiaba que hiciera eso, me ponía demasiado nerviosa.

- Por qué lloraste? - preguntó luego de varios minutos
- De qué hablas? - respondí con el ceño fruncido y él se mordió el labio mientras negaba con la cabeza
- Te pensas que no te conozco? Estuviste llorando, me podés contar?
- Te quise contar pero tenías cosas más importantes que hacer - dije conteniendo las lágrimas y él bufó
- Es que...
- Es que nada Julian, ya está, me cansé, no quiero jugar más a esto, me está haciendo mal - dije derramando las primeras lágrimas - ya se nos fue de las manos, estamos haciendo todo mal, no te das cuenta? - agregué y apoyó sus manos en mis brazos para acercarme más a él
- Salí - grité rápidamente, empujándolo un poco y me miró algo confuso
- Ey, que te pasa ahora? - preguntó y sin hacerle caso a mis palabras se acercó aún más, apoyando su frente sobre la mía, sin soltarme en ningún momento
- Me siento estúpida poniéndome celosa de tu novia, cuando tendría que ser al revés - expliqué evitando su mirada y él sonrió un poco
- Te pones celosa? - preguntó entusiasmado y bufé
- Te encanta que estén todas atrás tuyo no? Lo disfrutas? - dije algo sacada y me detuve cuando acercó su boca a la mía, apenas rozando nuestros labios - Basta - murmuré con debilidad, juntando fuerzas para resistirme
- Shhh - susurró sobre mis labios y se tomó su tiempo para, luego de unos eternos segundos de amagues y respiraciones agitadas, capturar mi labio inferior entre los suyos.

Quise demostrar resistencia pero fue en vano, en cuestión de segundos ya le estaba siguiendo el ritmo, algo lento, pausado, y tierno.

- Sos un idiota - murmuré cuando nos separamos, por falta de aire, y él largó una carcajada
- Por qué? - preguntó con la voz entrecortada
- Porque tengo que estar enojada, pero vos venís tranquilamente y haces estas cosas - dije golpeándole sin muchas fuerzas el pecho, por lo que él solo rió y se inclinó para besar mi frente
- Ya se te fue el enojo? - preguntó volviendo a acercarse y negué con la cabeza.

Volvió a besarme pero con algo más de intensidad. Sí, lo hacía a propósito, definitivamente.

- Ahora? - insistió antes de dirigirse a mi cuello y dejó una serie de besos allí
- No - repetí y el rió sobre mi piel, logrando estremecerme.

- Y si te digo que te tengo una buena noticia? - preguntó volviendo a mirarme a los ojos, con esa sonrisa tan....
- Que noticia? - pregunté intrigada
- No se si decírtela
- Dale, tarado - dije riendo y él aprovechó para darme un beso corto.

- Em, estoy... soltero - dijo sonriente y mis ojos se abrieron como platos
- Que qué?
- Lo que escuchaste Ori
- No, pero... explicate!
- Hable con Sabrina, ya está, se acabó - dijo serio y no pude evitar sonreír ampliamente
- Es en serio esto, no?
- Si, tonta, para que te voy a mentir?
- Y cómo reaccionó? Por qué no me dijiste antes?
- Porque te hacías la enojada! Hoy cuando te dije que estaba con algo importante era porque estaba hablando con ella - dijo y quise pegarme por idiota - Y se lo tomó mal, que se yo, pero me entendió y supongo que con el tiempo se le va a pasar el "enojo". Y no vine antes porque, nada, se quiso ir, y lo mínimo que podía hacer era llevarla hasta la terminal, acompañarla - agregó y asentí
- Y vos estás bien? - pregunté poniéndome seria, mientras jugaba con su pelo
- Si, va... que se yo, más o menos. Estoy aliviado, era algo que necesitaba hacer, pero no puedo evitar sentirme una bosta. Es una buena mina, no se merecía que le hiciera eso - dijo apenado y volví a asentir
- Tenés razón, pero no sos una bosta - dije obligándolo a que me mire a los ojos - Bueno, ya está, basta de Sabrina - agregué apretándole los cachetes y él sonrió.
- Si, por favor!

- Entonces ahora te tengo solo para mi? - pregunté colgándome de su cuello y él asintió riendo
- Exacto - murmuró para luego volver a unir nuestros labios con algo de desesperación.

Me acorraló contra la pared en cuestión de segundos y no tardé nada en llevar mis manos hasta el borde de su remera para empezar a subirla de a poco. Me ayudó a terminar de sacársela y reí algo nerviosa cuando me choqué con su mirada, prendida fuego.

Fui recorriendo cada parte de su espalda mientras él dejaba un camino de besos que iban desde mi mandíbula hasta el cuello, deteniéndose allí por un largo rato.

Sin soltarme en ningún momento, me guió hasta las escaleras, caminando con algo de torpeza y me sostuve con fuerza de su cuello para no caerme a medida que subía los escalones de espaldas.

- Shhhh - dije entre risas cuando casi nos caemos en la mitad de la escalera - están las chicas durmiendo abajo - susurré y él me calló con un beso para rodear con sus brazos mi cintura, logrando levantarme un poco del suelo para llevarme hasta la puerta de mi cuarto.

Entramos sin dejar de abrazarnos y enseguida cerré la puerta con llave.

- Por si llegan mis amigas, son bastante inoportunas - aclaré cuando vi que me miraba sin entender.

Él solo rió para luego tirar de mi mano hasta hacerme chocar contra su cuerpo. Intentó, algo bruto, sacar mi camisa de adentro del short para luego desabrocharla con tan poco cuidado que hasta me pareció sentir el sonido de algunos botones rodando por el piso de la habitación. Cosa que me importó muy poco. Me deshice por fin de la camisa, tirándola por algún rincón para luego empujarlo hasta el borde de la cama. Se recostó un poco contra el respaldo y con sus manos pegadas a mis caderas me obligó a acomodarme sobre él, depositando mis piernas a ambos lados de su cuerpo.

Me entretuve besando su cuello y su pecho desnudo mientras él con una mezcla de delicadeza y desesperación se deshizo rápidamente del corpiño y luego del resto de mi ropa.



Hacía aproximadamente diez meses que esperaba este momento, volver a estar así con él, volver a sentirlo de esa forma. Y me encargué de demostrárselo, de eso no habían dudas. Se notaba que los dos nos habíamos extrañado un montón y eso hizo que todo fuera doblemente perfecto.



Nos quedamos por varios minutos en silencio, él acariciando mi pelo y yo recostada sobre su pecho, dibujando formas abstractas con mis dedos sobre su piel, mientras nuestras respiraciones de a poco retomaban su ritmo habitual.

- Te amo - susurré levantando mi mirada y él elevó un poco su cabeza para besar mi frente
- Yo más, gorda - dijo tan tierno que no pude evitar llevar mi mano hacia su nuca y atraerlo hacia mí para dejar un sentido beso en sus labios.

La habitación estaba apenas iluminada por la luz de la luna y la iluminación de la calle que entraba por la ventana. Recién me daba cuenta de detalles como éste, que había pasado por alto en el momento en que entramos, algo bastante desesperados.

Me levanté un rato después y agarré entre mis cosas la campera que me había prestado la noche anterior. Me la puse mientras sentía su risa detrás de mi y en un intento de no hacer ningún ruido, bajé las escaleras para dirigirme a la cocina a buscar algo para saciar mi hambre. En el camino me encontré con su remera tirada por el piso y no pude evitar reír al recordar la forma en la que se la había sacado. La colgué en mi hombro y seguí mi camino. Corté un poco de torta del día anterior y volví al cuarto, nuevamente cerrando la puerta con llave, por las dudas.

- Al fin nena - murmuró con la cara aplastada contra la almohada y yo reí, para luego dejar la comida sobre la mesita y tirarme sobre su espalda con toda la brutalidad del mundo.



Seguíamos despiertos cuando los escuchamos llegar a los chicos. Eran aproximadamente las 8 de la mañana y ya empezaba a entrar el sol por la ventana. Escuchamos las pisadas en la escalera y luego tocaron la puerta. Mierda.

- Ori! Estas ahí? Abríme - gritó Jenny  desde afuera y bufé
- Shhh, quedate - me susurró Julian mientras enredaba sus piernas entre las mías para que no me pudiera ni mover
- No Jenny, anda al otro cuarto - dije sin muchas ganas y él dejó un beso en mi cuello mientras esperábamos su respuesta
- Ay dale tengo que pasar a cambiarme - insistió y Juli puso los ojos en blanco
- No jodas colorada - gritó y no pude evitar reírme - anda a decirle a Pablo que te atienda - agregó y le pegué en el hombro sin dejar de reír
- Ahhh ya entiendo, perdón por interrumpir - dijo bajando el tono de voz y luego hubo un silencio, así que supuse que ya se había ido.

- Sos un tarado - murmuré volviendo a acostarme sobre su pecho y él rió
- Shhh, no me pelees, tengo sueño - dijo todo tierno mientras cerraba los ojos y me encerraba entre sus brazos.

Se quedó dormido enseguida, aferrado a mí, mientras yo me dedicaba a observarlo con atención. Cómo podía ser tan perfecto? Analicé cada uno de los gestos que hacía mientras dormía, y realmente parecía un bebé, estaba tan tranquilo y me generaba tanta paz.

Mientras lo miraba me puse a pensar en todo lo que había pasado en este último año. Cómo me había cambiado la vida de golpe al reencontrarlo y cuánta falta me había hecho todo este tiempo que estuvimos distanciados. Cerré los ojos para no pensar más en esas cosas y escondí mi cabeza en el hueco de su cuello, dejando algunos besos allí antes de quedar profundamente dormida.

1 comentario:

  1. Que linda novela! Me encantó, te felicito, enserio ♥♥ vas a subir epílogo?

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