jueves, 3 de abril de 2014

CAPITULO 93

Terminé de desayunar como diez minutos después ya que no me podía sacar de encima al pesado de Julian. Se me tiraba arriba literalmente, me robaba la comida y no paraba de reírse de todo lo que yo hacía, provocando que solo tuviera ganas de pegarle. Igual después como disculpas lo llenaba de besos. Es así de bipolar nuestra relación, o más, y eso me encanta, sino ya me hubiera aburrido hace mucho.

Tuve que volver a usar las malditas muletas para trasladarme hasta mi cuarto, elegir ropa y con extremo cuidado entrar a bañarme. Era una complicación, estuve como cinco minutos solo para entrar a la bañera.  Ya no dolía tanto, pero si llegaba a apoyar el pie en el suelo seguro moriría. Julian seguramente estaba instalado con banco y todo en la puerta del baño, porque cada cinco minutos me gritaba para ver si estaba todo bien. Que ternura me daba que me cuidara tanto. Cuando salí él estaba ahí esperándome para ayudarme a bajar las escaleras. Pronto llegaban mis padres y por eso nos apuramos a salir de su cuarto, antes de que pensaran cualquier cosa.

Nos sentamos en el living a mirar una película mientras los esperábamos, yo con mi pierna lesionada apoyada sobre un almohadón arriba de la mesita y Julian recostado con su cabeza sobre mi falda, de espaldas a la tele, ignorando completamente la película. Con mis manos me encargaba de despeinarle el pelo cariñosamente mientras a él se le iban cerrando los ojos, parecía un bebe.

- Llegamos - gritó mamá apenas abrió la puerta, tan efusiva como siempre.

Julian, quien se estaba quedando prácticamente dormido sobre mis piernas, saltó de golpe y se paró al lado del sillón, derechito, mirando con un poco de miedo a mis padres. No pude evitar reír por lo bajo al notar sus nervios.

- Juli, que haces tan temprano en casa? - preguntó mamá y lo vi tragar saliva sin saber que decir, así que me vi obligada a interrumpir
- Me esta acompañando porque bueno, tuve un pequeñísimo accidente - dije señalando mi pierna y con cara de preocupación tapó su boca con ambas manos.

Papá no dijo nada, pero tenía casi la misma cara de preocupado que mamá, y de confundido también, no tenía ni idea de que yo había "vuelto" con Julian y al parecer estaba más preocupado por entender eso, que por lo que me había pasado.

- Que te pasó mi vida? - preguntó enseguida mamá, corriendo a Julian del medio y sentándose al lado mío
- Nada má, tranquila, después te explico, pero estoy bien - dije intentando calmarla y asintió

Juli se dirigió a la cocina junto con Titi, que recién se levantaba, mientras yo me senté a hablar con mis padres y les expliqué todo, incluyendo en ese "todo" mi vuelta con Julian, tenía que aclarárselos de entrada. Ellos lo querían, así que eso no fue problema, mamá sonrió de oreja a oreja cuando le conté y papá, bueno, papá solo me dijo que si me hacía feliz, también él lo era. Se hacía el duro y el celoso pero por dentro lo re bancaba a Juli, igual supongo que eso le pasa a todos los padres con sus hijas mujeres.


Durante los días que pasaron, Julian no se separó ni un momento de mí, solo se iba para dormir pero por la mañana ya estaba instalado en casa. Me acompañaba al médico para todos mis chequeos, salíamos a caminar sin muletas, yo sosteniéndome de su hombro mientras él me ayudaba a ejercitar mi pie, que de a poco iba mejorando y hasta estaba empezando a apoyarlo con muchísimo cuidado.

Ya estábamos a miércoles. Primer día de colegio, primer día del infierno. Era mi último primer día, ya que era nuestro último año, y con las chicas nos habíamos propuesto disfrutarlo al máximo desde el principio. Me desperté cuando sonó mi celular, a las siete de la mañana. Era una llamada de Julian, la alarma la había puesto a las seis pero seguramente ni la escuché.

- Hola - dije con voz de dormida y lo escuché reírse del otro lado
- Gorda, te dormiste?
- Mmmjjj - fue mi forma de asentir
- Estoy afuera de tu casa, me dijiste que te pasara a buscar a las siete, dale apurate que llegas tarde - dijo en tono de padre
- Era una mentirita piadosa, entro a las ocho. Te dije eso para estar con vos un rato - dije sincera, aún con la voz medio ronca
- Que chanta que sos - dijo entre risas y sonreí
- Dale tarado, toca timbre y que te abran porque no tengo ganas de moverme - dije desperezándome un poco
- Vaga - se quejó antes de cortar y en menos de dos segundos el timbre sonó.

Cerré mis ojos cuando corté el teléfono y los volví a abrir cuando sentí el ruido de la puerta abriéndose. Me di vuelta en la cama y sonreí al verlo tan lindo, mirándome de lejos. Estiré mis brazos como rogando un abrazo y Julian se acercó a la cama con una sonrisa inmensa en su rostro. Se agachó un poco para abrazarme y lo atraje hacia mí por la cintura, logrando que cayera arriba mío, apoyando todo su peso sobre mi cuerpo, y sí, aplastándome, pero era algo que no me molestaba en lo más mínimo.

- Mmm buen día - dije con una sonrisa para luego tomar su cara entre mis manos y darle un buen beso, como correspondía
- Buen día bombón - susurró sobre mis labios, prolongando el sonido de la "N" y sonreí levemente - si me vas a recibir así siempre, tranquila que te paso a buscar todos los días
- Siii - dije contenta - es muy perfecto que la primer persona que vea al despertar seas vos
- Y no sabes lo perfecto que es que la primer persona que vea yo al llegar sea a tu viejo, mirándome con cara de "que carajo haces tan temprano acá? No tenés casa?" - dijo y largué una carcajada
- Malo, si mi papá te ama - dije empujándolo un poco y él solo hizo unas caras raras
- Vos me amas - afirmó unos segundos más tarde, haciendo énfasis en el "VOS", para luego dejar un beso en la comisura de mis labios y yo asentí sonriente
- Y vos a mi
- Obviamente - murmuró mientras se acercaba para darme un último beso y luego, con bastante pereza, salir de arriba mío y pararse.

- Levantate dale - dijo tirando de mis manos para sacarme de la cama
- Cinco minutos más - supliqué pero no me hizo caso
- Dale así te cambias y bajas a desayunar, no seas caprichosa - dijo ante el puchero que le hice y con mucho cuidado me levanté.

Julian me esperó abajo, charlando con mamá mientras yo me vestía y peinaba un poco. Cuando estuve lista bajé las escaleras agarrándome de la baranda. Ya estaba mejor pero intentaba no apoyar todo el peso del cuerpo en esa pierna, por lo tanto se me complicaba un poco. Apenas me vio se levantó rápidamente del sillón para ayudarme a bajar los últimos escalones. Él siempre tan tierno y atento.

Desayunamos todos juntos para luego subir al auto de Julian e ir al colegio. Titi vino con nosotros, y la verdad que no me molestaba para nada. Amaba como se llevaba con Julian, como ella le contaba sus cosas con total confianza y como se complotaban para reírse de mí o joderme.

Al cabo de unos minutos Julian ya estaba estacionando el auto en la puerta del colegio. Titi se bajó enseguida, después de despedirse entre risas de Julian y corrió hacia la entrada al ver a sus amigas. Eran las ocho menos cuarto, todavía teníamos tiempo para despedirnos como correspondía.

- A que hora salís? - preguntó sentándose de costado para quedar frente a mí
- Al mediodía supongo, pero te aviso cuando sepa bien - dije y asintió - Qué? Ahora sos mi chofer personal? - pregunté acercándome a su rostro con ambas cejas levantadas
- Más vale, no te voy a dejar volver sola ni loco - dijo muy relajado y me mordí el labio, no podía más de tierno
- Que te parece si vamos a comer a algún lado cuando me pases a buscar? - pregunté y él asintió muy entusiasmado
- Buenísimo, avisame bien la hora así te espero acá
- Dale, me voy yendo porque no quiero llegar tarde justo el primer día
- Podes sola? No querés que te acompañe hasta la puerta? - pregutó preocupado
- No papá, puedo sola - dije y ambos reímos
- Decía por el pie, pero esta bien, ya se que podés sola, sos un poco haragana nada más - dijo riendo y le pegué en el hombro
- Callate Julian, nada que ver - dije para luego amagar con abrir la puerta.

Julian apretó rápidamente el botón para trancarla y giré la cabeza sin entender.

- Abríme tarado, llego tarde - grité provocando que él solo se riera
- No te vas de acá sin darme un beso Oriana - dijo serio y lo fulminé con la mirada
- No me digas Oriana!
- Oriana, Oriana, Oriana, Orian...

Y no lo dejé terminar. Lo callé de un beso. Un beso suave, tierno, pero que seguramente si lo prolongábamos iba a subir de tono enseguida. Así que simplemente me separé de él, con pocas ganas, y dejé un beso en su mejilla antes de abrir la puerta para bajar del auto.

Le hice un saludo con la mano desde lejos antes de atravesar la puerta de entrada y él simplemente me sonrió. Ojalá que esa sonrisa me saque el mal humor de volver a este lugar, y bancarme toda una mañana de materias aburridas, y profesores aún más aburridos. Por suerte tenía a mis amigas, Lola y Jenny, quienes hacían que esa tortura sea bastante leve. Las encontré en el pasillo de nuestra clase y no dudaron en abrazarme apenas me vieron. Desde la noche previa al accidente que no las veía, siempre hablábamos pero como yo pasaba casi todos los días con Julian, y paseando de médico en médico, no tuvimos tiempo de vernos.

- Las extrañe tanto - grité mientras las abrazaba a las dos por igual
- Nosotras a vos, como estas de la pierna? - preguntó Jenny aunque ya sabía, yo siempre les contaba por whatsapp como iba todo, y hasta les pasaba fotos a medida que bajaba la hinchazón del golpe (cabe aclarar que el primer día era terrible)
- Mejor, no camino normal porque si hago mucho apoyo sobre este pie me va a doler, pero ya casi no lo siento, por suerte, pense que iba a ser peor - dije y ambas asintieron sonrientes
- Me alegro amiga - dijo Lola mientras entrábamos a la clase.

Nos acomodamos contra la ventana, ni muy al fondo ni muy adelante, y para mi desgracia, sin darme cuenta, mi banco era el de adelante de Fran. Lo noté al rato cuando vi su mochila apoyada en la mesa, pero ni rastros de él. Saludamos a nuestros compañeros, eran los mismos de siempre, no había ninguno nuevo. Habíamos formado un grupo re lindo, nos llevábamos muy bien todos, bueno espero que así sea también durante todo este año. Lo vi entrar a Fran justo delante del profesor de historia. Su mirada se conectó con la mía apenas notó mi presencia, y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Nervios, supongo. Fue un momento bastante incómodo, pero él siempre sabía salir de esas situaciones, así que con una simple sonrisa nos saludó a las tres, dejándome a mi para el final.

- Me debes una charla - susurró en mi oído luego de dejar un beso en mi mejilla y se sentó muy relajado en su asiento, detrás del mío.

- Si - dije un poco nerviosa, dándome  vuelta para poder mirarlo y me sonrió - en el recreo - agregué
- Perfecto - dijo con mucha tranquilidad y por un momento lo envidié.

Cómo podía tomarse todo tan relajado y dejarme tan nerviosa a mí? En eso era igual a Julian, y eso me molestaba un poco. Un poco bastante.

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