lunes, 28 de abril de 2014

CAPITULO 106

- No me digas que no te diste cuenta lo que me pasa con vos, desde el día que nos conocimos - largó y a medida que hablaba mi cara se tensaba cada vez más
- No por favor, no sigas, no se ni quiero saber nada - dije rápidamente y lo escuché bufar del otro lado
- Ori, no me puedo seguir haciendo el boludo, no puedo
- Bueno no te queda otra. Yo... de alguna forma... estoy con Julian, y no, no da, además sos mi profesor! - dije nerviosa, casi tartamudeando
- Eso a mi no me importa, yo te conocí antes de ser tu profesor
- Basta Sebastián, ya te dije que estoy con Julian, eso es más importante que el hecho de que seas mi profesor - exclamé ya un poco enojada
- Esta bien, igual me alegra que la excusa sea ese Julian y no un "a mi no me pasa lo mismo" - dijo riendo
- Que? No, no, para, no pienses cualquiera - dije rápidamente pero ya me había cortado.

Mierda. Mierda. Mierda. Estaba metida en tremendo lío. Esto llega a llegar a oídos de Julian y lo asesina. Respiré hondo y golpee mi cabeza unas tres veces seguidas, pero no, nada sacaba los nervios que sentía, aún estaba en shock.

Paso media hora y yo seguía en la misma posición, con la misma expresión de sorpresa y apenas pestañeaba. Había pasado en serio? Eso había sido una especie de "declaración"? Me sobresalté cuando mi celular volvió a vibrar y leí "Juli" en la pantalla. Respiré hondo y atendí, llena de nervios.

- Juli - dije bastante cortante
- Oriiiii - exclamó muy entusiasmado y me quise matar por tratarlo así cuando en realidad, él no tenía nada que ver - te pasa algo?
- No, no, estoy cansada nada más - mentí
- Bueno te dejo dormir - dijo un tanto apenado
- No, ey, para, no lo dije para que me cortes - dije volviendo a sonreír
- Te extraño - largó, así, de la nada
- Ayyy gordo, pero si nos vimos hace un rato - dije entre risas
- Y? Después de un día como el de ayer cómo no querés que te extrañe? - dijo todo tierno y no pude evitar sonreír
- Basta, no sigas porque voy para allá y te secuestro - dije mientras escuchaba perfectamente su risa del otro lado
- Si por favor, mi vieja no para de hablarme, necesito que me saques de acá urgente
- Callate, después la vas a extrañar, así que anda y pasa mucho tiempo con ella, va, con todos, otro día nos vemos
- Mañana - dijo interrumpiéndome
- Bueno, vemos
- Mañana - insistió y largué una risa
- A vos no se te puede decir que no?
- Mmm.... no - dijo rápidamente y me mordí el labio mientras sonreía, boludeces como estas me mataban de amor.

Hablamos un rato más hasta que se me empezaron a cerrar los ojos y cortamos antes de dejarlo hablando solo. La verdad que no se cómo hice para dormirme tan rápido con todas las cosas que daban vueltas en mi cabeza.

Domingo. Qué necesidad de despertarme tan temprano? Bueno, para mi las diez de la mañana es temprano. Todo por culpa del celular que no paraba de sonar. Julian.

- Mmm - fue lo único que salió de mí y lo escuché reír del otro lado
- Mi amor, dormías? - preguntó aún riéndose
- Hasta que me despertaste sí, dormía - dije con la voz ronca
- Perdón Ori, es que mis padres me están insistiendo para que vengas a comer con nosotros - parecía muy entusiasmado así que hice todo mi esfuerzo para hablarle de la mejor forma
- Me encantaría gordo, pero...
- No podes? - preguntó interrumpiendo
- Eh, si, bueno - dije refregando mis ojos
- Buenísimo, te paso a buscar al mediodía
- Dale Juli, nos vemos - dije volviendo a cerrar los ojos y luego corté.

Me volví a quedar dormida y alrededor de una hora después tomé valor para bañarme y prepararme.

- Má, en un rato voy a ir a comer con la familia de Julian - dije mientras me colgaba de su cuello para saludarla en la cocina
- Pero por que no los invitas a que vengan a comer acá? Tu padre ya está haciendo asado - dijo señalando el jardín
- Decís? - pregunté dudando
- Pero claro, me encantaría conocerlos! - dijo muy entusiasmada así que asentí y llamé lo antes posible a Julian.

Por suerte le encantó la idea de la "presentación familiar" y una comida todos juntos, y quedó en venir en un rato con todos. En el poco tiempo que tuve antes de que llegara Julian aproveché para ordenar un poco la casa que estaba hecha un desastre y ayudé a mamá con las ensaladas y ese tipo de detalles. Titi no paraba de hablar por teléfono con Agustín y yo no paraba de quejarme por su poca colaboración. Estaba histérica no se si por los nervios de que los padres de Julian se reencontraran con los míos o por todo lo que había sucedido la noche anterior. Desde esa charla telefónica había recibido un par de mensajes de Sebastián los cuales obviamente no respondí.

"Ori necesito hablar bien con vos", "Me quedé pensando en lo que hablamos ayer y no puedo, no aguanto más, podemos vernos?", "Ori por favor decime algo"

Puse el celular en silencio y lo dejé en mi cuarto, no quería leer más mensajes de él y menos todavía pensaba contestarle.

A los pocos minutos tocaron el timbre, al fin, me estaba muriendo de ansiedad. Saludaron todos muy amablemente y pasaron al fondo, donde estaba papá encargándose del asado y mamá terminando de preparar la mesa.

- Hola bombón - susurró Julian en mi oído cuando me abrazó luego de que su familia desapareciera por la puerta que daba al jardín
- Gordo, que lindo que estas - dije sosteniéndome del cuello de su camisa mientras él me miraba mordiéndose el labio inferior
- Bueno, si, tengo facha, que le voy a hacer? - dijo agrandándose y no pude evitar reír - Igual vos no te quedas atrás...
- Mmm - fue lo único que dije antes de darle por fin un beso, junto con una leve sonrisa
- Vamos? Tengo que saludar a mis suegros - dijo una vez que nos separamos
- A tus qué? - pregunté elevando el tono de voz
- A mis suegros, dale, no te hagas - dijo entrecerrando los ojos y reí
- Técnicamente no lo son - dije cruzándome de brazos
- Ya lo van a ser - contestó con seriedad, para luego dejar un corto beso sobre mis labios y me arrastró de la mano hasta el jardín.

domingo, 20 de abril de 2014

CAPITULO 105

- Que pasa? - pregunté de mala gana cuando él depositó sus manos sobre mis hombros
- A vos que te pasa? No me trago eso de que estas rara y que no sabes lo que te pasa - dijo y bufé
- Estoy rara sí, es eso - dije sin ni siquiera mirarlo a los ojos
- Ey, contame Ori, quiero creer que hay suficiente confianza entre nosotros para que me cuentes las cosas que te pasan - dijo con una voz suave que me mató de amor
- Me puso mal todo lo de las fotos - largué, sin dar más vueltas
- Por qué? - preguntó sonriendo - No para, no vas a llorar, no - agregó cuando conecté mis ojos algo llorosos con los suyos
- No se, me acordé de todo lo que te extrañé desde aquel día, lo mal que la pase los primeros años, y todo lo que nos perdimos de vivir juntos - dije derramando alguna que otra lágrima que Julian se encargó de hacer desaparecer
- Ori - susurró aún con esa sonrisa perfecta - todo pasó por algo, sino por qué pensás que nos reencontramos después de tantos años? Capaz que todo eso tenía que pasar para que ahora estemos juntos
- Si ya lo se, pero me pone mal. Ya se, soy una tarada - dije bajando la cabeza y él rió
- Ey no, no sos una tarada, mirame - dijo agarrando mi cara entre sus manos y obligándome a levantar la mirada - ya pasó, estamos juntos ahora, es lo único que importa - agregó y asentí, aún con tristeza
- Me podes abrazar? - pregunté en un tono de voz bastante inocente y él se mordió el labio en medio de una sonrisa inmensa, para luego rodear mi cintura con sus brazos, con más fuerza que nunca.

La paz que sentía en cada abrazo que me daba Julian nunca la había experimentado con nadie, me sentía más protegida y segura que nunca. Me aferré con fuerza a su cuello y cerré los ojos, solo quería disfrutar ese momento por más corto que fuera.

- Me vas a romper - susurró entre risas y lo solté un poco, pero aún dejando mis manos al rededor de su cuello
- Ay perdón - dije volviendo a mirarlo a los ojos
- No hay drama, rompeme todo - dijo riendo y le pegué, para no perder la costumbre
- Tarado que sos - dije recuperando la sonrisa y me besó rápidamente, sin darme tiempo a nada.

- Por qué tan efusivo? - pregunté, luego de separarnos, a centímetros de sus labios
- Porque te hice sonreír, no me gusta verte triste - dijo haciendo puchero y esta vez fui yo la que acortó la distancia que quedaba entre nosotros.

Podía ser más tierno? Es posible que cada día me sorprenda más?

- Para, Juli - dije luego de interrumpir el beso con una risa
- Qué? - preguntó devolviéndome la sonrisa
- Tenés que irte, te esta esperando tu familia - dije apenada
- Vos sos mi familia!
- Juliaaaaaaan - grité y él rió - basta, deja de hacerte el tierno, por favor
- Bueno, bueno, dame un beso y me voy - dijo haciendo trompita y enseguida largué una carcajada
- Uno solo eh, y después te vas - le advertí con una ceja levantada y él asintió rápidamente.

Me abalancé sobre él, agarrando su cara entre mis manos y dándole un último beso, mientras él me sostenía por la cintura. Fue de esos besos lentos, tiernos, que te dejan con ganas de más, pero bueno, si seguía no se iba a ir nunca.

- Basta Julian, andate - me quejé entre risas, intentando zafarme de su agarre, mientras él me daba besos por toda la cara
- Te amo - dijo soltándome y sonreí, embobada - te llamo después - agregó y dejó un beso corto en mis labios antes de salir corriendo hasta el auto, dejándome con la palabra en la boca, como tantas veces.

Entré a casa con una sonrisa gigante, mientras pensaba en todo lo que había pasado en tan solo dos días. Con lo primero que me encontré cuando atravesé la puerta fue con mamá, que me miraba algo enojada. Mierda, se me venía el sermón.

Me tuve que bancar un discurso bastante extenso, por haberme ido del colegio sin avisar (no se cómo se había enterado), y por desaparecer dos días sin decirle donde estaba. Le dije que me había quedado a dormir en lo de Jenny y que hoy había salido a comer con la familia de Julian. Bueno, algo de verdad había, pero si le decía que había dormido con Julian se me armaba tremendo lío. Agradecí que papá estuviera trabajando porque dentro de todo mamá se lo tomaba con bastante tranquilidad.

Luego de tranquilizarla me encerré en el cuarto para hablar por teléfono con las chicas, tenía que ponerlas al tanto de un montón de cosas. Les conté todo, va, todo lo que se podía contar, no di ningún tipo de detalles, obviamente.


Eran las once de la noche y ya estaba bañada, con el pijama, tirada en mi cama con los auriculares puestos, escuchando música a todo volumen cuando vibró mi celular. Sin mirar la pantalla, me arranqué los auriculares y atendí, estaba esperando hace rato el llamado de Julian, al fin se dignaba a llamarme el colgado.

- Juli, al fin - exclamé contenta y lo único que escuché del otro lado fue un silencio algo prolongado
- Emmm, no soy Juli - dijo algo cortado y me paralicé al reconocer su voz
- Se... Sebastián?
- Si, soy yo. Perdona la hora, pero me quedé un poco mal con lo del otro día y tenía ganas de hablarlo con vos - dijo serio y me empecé a preocupar
- Hablar que? Ya pasó, en serio, no quiero más problemas con Julian, no le quiero dar motivos para que haga ese tipo de escenitas
- Me habías dicho que no eran novios, solo amigos, por qué tendría que hacerte una escenita? - pregunto luego de una risa
- Y vos por qué tendrías que preocuparte por mi situación sentimental? No dejas de ser mi profesor, es cualquiera esto - dije empezando a elevar el tono de voz
- Todavía te quedan dudas de lo que me pasa a mi? - preguntó y mi cara se transformó al instante
- Qué? - grité, me salió del alma

jueves, 17 de abril de 2014

CAPITULO 104

Julian se adelantó para agarrar el álbum y me acomodé junto a él en el sillón, pasando una mano por su cintura y apoyando mi cabeza sobre su hombro.

Las primeras fotos que aparecieron eran de un Julian recién nacido, y obviamente no pude evitar pegar un grito.

- Ayyyyy mi amorrrrrr - exclamé entre risas para luego dejar un beso en su mejilla, me salió del alma
- Nooo mira que feo que era - dijo riendo nervioso a medida que pasaban las fotos y yo por dentro iba muriendo de ternura
- Callate, eras un gordo divino, mira esos cachetes, mira, ay me muero - dije sin perder la sonrisa y aproveché para apretarle los cachetes
- Yolanda, mira que feto que eras - gritó Julian riendo y ella no dudó en pegarle
- Idiota - se quejó y le extendí la mano para que la chocara, era de las mías
- No se comploten ustedes dos porque salgo perdiendo - dijo ofendido y ambas reímos.

Julian iba pasando de página rápido y yo lo frenaba, tenía que ver cada foto detenidamente. Moría de amor con cada una de ellas, era chiquitito pero tan igual a ahora en los gestos, las poses, todo. Él moría de vergüenza y yo por mi parte lo estaba disfrutando. Bueno, estaba, hasta que aparecí yo.

- Nooooo - gritó Julian riendo y mi cara se prendió fuego
- De cuando es eso? - pregunté sorprendida, de verdad no me acordaba
- El primer día que viniste a casa - dijo con una sonrisa - nos conocíamos hace pocos días y vos toda la confianza - agregó y reí
- Cómo te acordás de eso?
- Cómo me voy a olvidar de eso? - preguntó girando su cabeza para mirarme, tierno, y automáticamente le sonreí.

Nos quedamos conectados por unos segundos hasta que volví a fijarme en la foto. Yo tendría unos seis años, era muy chiquita, y estaba disfrazada de princesa. Ahí entendí lo que acababa de decir Julian, "vos toda la confianza", reí por dentro, en esa época no tenía vergüenza. Julian me llevaba dos años pero era tan chiquito como yo, no se en qué momento creció tanto.

En muchas de las fotos que seguían estaba yo. En diferentes lugares, pero siempre juntos, riéndonos, pasándola bien, siempre con una sonrisa los dos. Siempre habíamos sido como hermanos, ya que pasábamos mucho tiempo juntos, sus padres me querían y trataban como a una hija y a los míos les pasaba lo mismo con Julian. Eramos inseparables, mejores amigos, hermanos, hasta que, bueno, unos años después pasó lo que pasó.

Pasamos la etapa de sus doce años aproximadamente y yo dejé de aparecer en las fotos. Comprendí que ya era la época en la que nos habíamos dejado de ver y él se había ido a Paraná. Me puse triste de solo pensarlo, fueron años un tanto difíciles, supongo que para los dos. Nos quedamos en silencio a medida que él seguía pasando las páginas.

- Bueno, podríamos evitar la etapa flogger - dijo cerrando rápidamente el álbum y todos reímos
- Y? Te gustó? - me preguntó Diana muy contenta y le sonreí desganada
- Si, mucho, gracias por compartirlo conmigo - dije y Julian giró a mirarme algo preocupado
- Estas bien? - preguntó frunciendo el ceño y asentí, fingiendo una sonrisa.

Al rato Oscar se fue a bañar, Yol a ordenar las cosas en el cuarto y Diana a la cocina, para empezar a preparar la cena. Con Julian nos quedamos solos en el living.

- Al fin solos - susurró en mi oído para luego dejar un beso en mi cuello
- Para Juli - dije empujándolo y me miró sin entender - me voy a ir yendo
- Qué? - preguntó abriendo bien los ojos y asentí - No, no te vayas, por favor, quedate a comer
- No Juli, ya pasé todo el día con vos, y ayer también - dije bajito y se le dibujó una sonrisa enseguida con la ultima parte - me parece que tu familia se merece una cena con vos, solos. Disfrutalos que después los vas a extrañar, nosotros nos podemos ver todos los días - agregué y él asintió de mala gana
- Me llamas a la noche? - preguntó mientras se acercaba para darme un beso
- Llamame vos mejor, no quiero interrumpir el momento familiar
- Esta bien - dijo riendo y dejé un beso en su mejilla antes de pararme del sillón
- Me abris? Voy a saludar a tu mamá y vengo - dije y soltó mi mano para dirigirse hacia la puerta.

Corrí rápidamente a la cocina donde ya se sentía olor a comida casera, algo que le faltaba a ese departamento, sin dudas.

- Me voy Diana, un gusto - dije saludándola y ella me abrazó enseguida
- Cuidate hermosa! Espero volver a verte antes de irme - dijo sonriéndome y asentí
- Ojalá que si, un saludo a Oscar y a Yol, que no me pude despedir. Nos vemos - dije ya alejándome.

Volví y Julian me esperaba parado en el pasillo, con la puerta abierta.

- Ya está? - preguntó sonriendo y asentí - te llevo a tu casa
- No, no te preocupes, quedate, me tomo un taxi - dije rápidamente y el negó con la cabeza, caprichoso como siempre
- No fue una pregunta, fue una afirmación, vamos que te llevo - dijo mientras cerraba la puerta y bufé, no lo iba a poder hacer cambiar de opinión.

Caminamos hasta el auto en silencio, abrazados, pero ninguno decía nada.

- Estas muy callada, y eso me da miedo. Te pasa algo? - preguntó cuando arrancó el auto y largué un suspiro
- No, no se gordo, estoy rara - largué sin mirarlo, perdida en la vista que tenía desde la ventanilla
- No me querés contar? - insistió
- Es que ni yo se lo que me pasa - contesté cortante y no preguntó nada más, bueno, por un lado mejor, no tenía muchas ganas de hablar.

Luego de un silencio incómodo por fin llegamos a casa. Como caprichoso que es me acompañó hasta la puerta, frenándome con su brazo antes de que pudiera abrirla.


martes, 15 de abril de 2014

CAPITULO 103

Me acerqué tímida, muerta de vergüenza pero me sentí tan en casa cuando vi la sonrisa que me dedicaron todos cuando me vieron. Diana, su mamá se paró enseguida y corrió a abrazarme, con una sonrisa de oreja a oreja.

- Ori - dijo un tanto efusiva y sonreí al ver como Julian miraba nuestro abrazo con los ojos llorosos y muy sonriente - que hermosa y grande que estás - agregó tocándome toda la cara y mirándome bien
- Usted esta igual a la última vez que la vi - dije devolviéndole la sonrisa y enseguida negó con la cabeza
- Tuteame por favor - dijo casi gritando y asentí
- Ori, que lindo volver a verte - dijo Oscar, adelantándose un par de pasos para poder saludarme
- Lo mismo digo, un gusto - dije un poco intimidada y volví a mirar a Julian, quien me dedicó una sonrisa y una guiñada.

Yol, por su parte, quedó parada atrás de sus padres, sonriendo un poco tímida. Intenté no pensar en el hecho de que estaba usando su ropa porque sino saldría corriendo de los nervios. Me acerqué yo a ella para saludarla.

- Vos debes ser Yol, no sabes las maravillas que habla Juli de vos - dije luego de dejar un beso en su mejilla - no puedo creer lo grande que estas, pensar que eras una nena - dije bastante impresionada
- Que raro él hablando bien de mi - dijo frunciendo el ceño y reí, típico de hermanos
- Aunque no lo creas, sí, te adora - dije girando la cabeza para verlo a él, quien empezaba a demostrar sus nervios
- Bueno, bueno, a ver si cortamos con la escenita emotiva - gritó Julian mientras tiraba de mi brazo para llevarme con él y todos reímos.

- Celoso de tu propia familia? - susurré en su oído y suspiró, mientras se aferraba con más fuerza a mi cintura
- No te comparto ni con mis viejos - murmuró y tuve que contener la risa
- Sos un tarado, sabes?
- Y te encanta este tarado - afirmó con una sonrisa y asentí, mirándolo embobada.

- Es un desastre este departamento hijo, como se nota que no estoy yo - se quejó Diana y reí, era lo que yo le decía siempre
- Voy a empezar a venir más seguido a ordenar, porque si es por él no limpia nunca - dije vengándome
- Ey paren, esta bastante bien para vivir solo, no se comploten en mi contra - dijo haciendo puchero y al estar todos presentes me limité a darle un beso en la mejilla.

Guardaron los bolsos en el cuarto de Julian y en el de "visitas" y nos subimos todos a su auto, para dirigirnos a un restaurante. El camino fue un poco incómodo, me llenaron a preguntas lo cual estaba poniendo bastante nervioso a Julian, y a mi también, claro.

- Gracias. Por la ropa, gracias - le susurré a Yol cuando se sentó a mi lado en la mesa - es una larga historia
- No te preocupes - me interrumpió - no me tenés que explicar nada - agregó sonriendo y asentí.

No podía creer lo parecida que era a Julian, físicamente, sus gestos, su sonrisa, no podían negar que eran hermanos. Él se sentó del otro lado y en frente a nosotros, sus padres. El almuerzo fue tranquilo, hablamos de todo un poco, recordamos viejas anécdotas y nos contaron cosas que ni yo me acordaba. Después de un rato de estar entre ellos retomé la confianza que tenía hace ocho años, parecía como si el tiempo no hubiese pasado. Me trataban como a una hija más, y eso tampoco había cambiado, la verdad que me hacían sentir muy cómoda.

Cuando terminamos de comer decidimos volver al departamento de Julian, compramos helado para todos en el camino así lo comíamos ahí.

- Y hace cuanto están de novios? - preguntó entusiasmada Diana y me cara se transformó al instante.

Hubo un momento de silencio en el que miré a Julian que estaba sentado al lado mío en el sillón. Su cara estaba tensa y me miró con las cejas levantadas, como esperando que yo responda. Mierda, en que lío estaba metida.

- Eh... - dije con la voz temblorosa
- No somos novios mamá - interrumpió Julian, evitándome el incómodo momento a mi
- Cómo? Pero... Ay estos chicos de hoy en día, no se comprometen con nada - dijo con una sonrisa y la imité, aunque era bastante falsa mi sonrisa, había logrado ponerme muy incómoda, moría de vergüenza
- Bueno basta, comemos? - propuso Julian para cambiar de tema y por dentro festejé.

Asentimos todos y servimos el helado. Pasamos toda la tarde hablando, poniéndonos al día de todo.

- No saben lo que traje, ideal para este momento - dijo Oscar y todos lo miramos expectantes.

Fue rápidamente al cuarto de Julian y luego de buscar algo en el bolso volvió con un álbum de fotos enorme, de aspecto bastante viejo.

- Jodeme - exclamó Julian bastante serio y no pude evitar reirme
- Ay no me muero, decime que hay fotos de Juli de bebe y yo me muero acá - dije divertida mientras Julian me asesinaba con la mirada
- Si, y tuyas también! - dijo Yol tentada y Julian se le unió, mientras mi cara se transformaba
- Ay no, que miedo - dije tapándome la cara con ambas manos, no sabía con que me podía encontrar.

CAPITULO 102

Los besos iban subiendo de tono cada vez más y yo ya me había encargado de arrancarle la remera. No se que me estaba pasando, yo no era así, todo culpa de Julian, él me ponía de esta forma. Fue tan natural que cada tanto nos empezábamos a reír, sin ningún motivo, obviamente por culpa del alcohol, no se cual de los estaba peor. Sus manos estaban instaladas debajo de la remera que yo tenía puesta, se movían de un lado al otro, recorriendo cada rincón de mi piel.

Al ser ya la segunda vez me sentía mucho más cómoda, no tan nerviosa, y el estado que tenía no me lo permitiría, cero vergüenza sentía. Creo que hasta yo misma me termine de sacar la remera y el resto, no podía aguantar que fuera tan lento, necesitaba volver a sentirlo como esa mañana, ya.

Me desperté con el sonido del timbre y unos golpes en la puerta que parecían no terminar. El celular de Julian no paraba de sonar pero por lo lejos que se escuchaba seguro había quedado en el cuarto. Estaba acostada sobre él en el sillón, no entendía mucho qué hacíamos ahí. Me senté con dificultad y recién ahí note como me daba vueltas la cabeza, y maldije haber tomado tanto.

- Mierda - susurré mientras buscaba la remera, que estaba tirada en el piso a unos metros del sillón.

Me levanté de golpe y me la puse enseguida para taparme.

- Juli, despertate dale - dije nerviosa, sacudiéndole el brazo
- Mmm - murmuró haciendo trompita y agarrando mis brazos para tirarme sobre él, aún con los ojos cerrados
- No, Julian, para - grité intentando zafarme de su agarre - están tocando timbre hace rato
- Qué? - gritó abriendo los ojos de golpe, sobresaltado.

Asentí, algo preocupada ante su reacción, no terminaba de entender lo que estaba pasando.

- Es mi familia boluda - dijo parándose del sillón y poniéndose rápida y torpemente el jean que encontré en el piso y le acababa de tirar
- Me estas jodiendo?
- No, te dije que venían el fin de semana, me había olvidado completamente
- Que hago? - pregunté agarrándome la cabeza, nerviosa - no tengo ropa, no puedo
- Tranquila ori - dijo intentando calmarme, apoyando sus manos sobre mis hombros - ehhh encerrate en el baño, yo le pido ropa a Yol
- Qué? No, no, me da vergüenza, no, se van a dar cuenta, me quiero morir - me quejé, al borde del llanto
- Bueno que preferís? Que te vean así? - preguntó mientras pasaba sus brazos por la remera y se la acomodaba
- Juliannn - susurré agarrando su brazo mientras se dirigía a la puerta - no abras por favor!
- Para mi amor, tranquilizate, está todo bien - dijo riéndose y dejó un sentido beso en mi frente.

Sonreí a pesar del mal momento, jamás me había llamado de esa forma y me dio muchísima ternura. Corrí hacia el baño mientras él acomodaba el sillón y escondía un poco las cosas y me encerré enseguida. Respiré hondo unas tres veces seguidas, mi cabeza se partía al medio y encima ahora esto, que imagen se iba a llevar su familia de mi? Me quería matar. Me peiné un poco y me lavé los dientes, tenía que estar mínimamente presentable, o sea todavía no caía de que me iba a presentar a su familia.

Me acerqué a la puerta y pude escuchar cuando entraron todos. Se escucharon los gritos de felicidad de Yol y los abrazos. Sonreí y desee estar ahí para presenciar ese momento, para ver a un Julian emocionado que no había conocido nunca, y para ver ese abrazo familiar que él tanto necesitaba. Cerré los ojos y suspiré, solo me quedaba esperar.

A los cinco minutos aproximadamente tocaron la puerta del baño. Era Julian, con un poco de ropa de su hermana, y antes de cerrar la puerta dejó un beso corto en mis labios. Me puse rápidamente lo que me había traído. Era un short de jean simple, una remera blanca estampada y unas zapatillas. Me quedaba perfecto, era justo mi talle. Me miré por última vez en el espejo y abrí de a poco la puerta, con miedo, con nervios. Él me estaba esperando del otro lado y su sonrisa se ensanchó cuando me recorrió con su mirada.

- Que linda que estás - susurró mordiéndose el labio y sonreí automáticamente, me podía
- Tengo miedo - susurré casi tartamudeando - encima mira lo que es tu cuello boludo, la puta madre!
- Que tengo? Parece que me agarró Dracula? - preguntó riendo y asentí, me quería re matar - Ay no seas tonta, les vas a caer más que bien
- Pero, qué van a pensar de mi? Se van a llevar la peor imagen mía - dije haciendo puchero
- No gorda, estas perfecta, tanto que ni se nota el pedo que te agarraste ayer, y de esto olvidate que no se van a dar cuenta - dijo señalando su cuello entre risas y le pegué suave para que no escucharan
- Idiota, todo por tu culpa - dije en voz baja y largó una carcajada
- No me hagas hablar porque no te conviene, mira que la que estaba loquita ayer y empezó todo fuiste vos - dijo divertido y no pude evitar taparme la cara, estaba bordó
- Te odio - dije apoyando mi cabeza en su hombro, con las manos aún tapando mi cara
- Naaaa, que chanta, deja de hacerte la vergonzosa que ya te saqué la ficha - dijo riendo y le volví a pegar, se me estaba volviendo un vicio
- Callate Julian, te lo pido por favor, callate porque quiero desaparecer
- No seas tonta - dijo tierno, sosteniendo mi cara entre sus manos y obligándome a levantar la mirada - tranquila, ya está, relajate sí? - preguntó y asentí seria - Te amo! - agregó y sonreí
- Yo más - susurré y me dio un último beso antes de dirigirse hacia el living, haciéndome señas de que lo siguiera.

domingo, 13 de abril de 2014

CAPITULO 101

Cuando me desperté Julian no estaba y bufé, lo único que quería en ese momento era despertarme entre sus brazos, con sus besos. Recorrí toda la habitación con la mirada mientras me desperezaba y vi como el reloj marcaba las seis y media. Mierda, me dormí toda la tarde. Agarré el celular que hacía unas horas había dejado en silencio y me atormentó ver todas las llamadas perdidas y mensajes de mamá. Sin leer ninguno le mandé "estoy bien mamá" y lo volví a guardar. En cuanto me volví a acostar apareció Julian por la puerta, apoyando un brazo sobre el marco de ésta. Voy a evitar cualquier tipo de comentario con respecto a lo lindo que estaba.

- Dormite algo gorda - dijo irónico y sonreí, tapándome la cara con las sábanas.

No tardó ni dos minutos en acercarse y tirarse arriba mío. Siempre tan bruto y tierno a la vez.

- Ayyy salí Julian, pesas mucho - me quejé pero no movió ni un pelo.

Solo me destapó y antes de que respirara me besó, así, muy tierno.

- Mmm - dije entre sus labios, mientras rodeaba su cuello con mis brazos - no me quiero ir
- No te vas a ir - afirmó con una sonrisa para luego volver a unir nuestros labios.

- Pero tendría que, mi mamá me dejó mil mensajes, debe estar preocupada
- Decile que te quedas en lo de Jenny - hizo una pausa - a dormir - agregó con una sonrisa pícara
- Sos tremendo eh - dije riendo y él se encogió de hombros - voy a hacer de cuenta que no entendí la indirecta
- Fue bastante directa igual - dijo acercándose hasta rozar su nariz con la mía
- Ojalá te calmes Julian  - susurré seria y él largó la risa
- Nunca, nunca, mira lo que sos - murmuró mordiéndose el labio y negué con la cabeza para luego besarlo yo.

Eran las diez de la noche y yo recién salía de bañarme, me volví a poner la remera de Julian y me senté a su lado, en el sillón.

- Encontraste alguna película buena? - pregunté luego de dejar un beso en su mejilla
- Una de terror - dijo con su mirada fija en la pantalla de la tele
- Uh buenísimo - exclamé entusiasmada, no se por qué extraña razón amaba las películas de terror
- Y también compré pizza y cerveza - dijo volviendo a mirarme - tres horas tardaste bañándote, sucia
- Callate - grité, pegándole en el hombro - no tardé tanto, exagerado
- Ah no, no tardaste nada - murmuró irónico y volví a pegarle
- Tengo hambre, puedo empezar a comer?
- Si gorda, si, comé - dijo riendo.

Pusimos la película y al rato ya nos habíamos comido toda la pizza. Cerveza todavía quedaba, el exagerado de Julian había comprado un montón. Ya íbamos por la tercer botella y quedaban otras tres más, era muchísimo para nosotros dos solos. Obviamente terminamos de mirar la película a las risas, haciendo comentarios estúpidos y no prestando mucha atención a la trama. Él estaba sentado con las piernas apoyadas arriba de la mesita y yo sentada en sentido contrario, con las piernas estiradas sobre su falda y rodeando su cuello con mis brazos.

- Estaba buena la peli - dije sin parar de reír
- Si ni le prestaste atención boluda - se quejó y volví a reír para luego dejar un beso en su cuello
- Y si te tengo a vos acá como querés que le preste atención? - susurré en su oído y él largó una risa
- No me provoques Sabatini
- Por qué? Que pasa? No te la bancas Serrano? - pregunté desafiante y largó un suspiro
- Que mal que te pega el alcohol pendeja - dijo volviendo a reír.

Digamos que no estábamos en nuestro mejor estado cuando terminamos de tomar todas las botellas de cerveza. Estábamos ambos tirados en el sillón, riéndonos como dos nenes de cinco años. Agradezco que me sostenía con su brazo por la cintura porque sino seguro terminaba tirada en el piso.

- Juli - largué después de un momento de silencio
- Que? - preguntó sin despegar su mirada del techo
- Te amo - dije entre risas, no se que le veía de divertido, pero bueno
- Yo no - respondió conteniendo la risa
- Ah, no? - grité tirándome arriba de él
- No - repitió, negando con la cabeza.

Intenté hacerle cosquillas para que aflojara pero recordé que nunca me funcionaban, así que simplemente lo llené de besos. Iba de la boca al cuello y así sucesivamente.

- Ahora si me amas? - pregunté separándome un poco para poder verlo y sonrió ampliamente.

Sin darme mi respuesta me atrajo con fuerza hacia él, continuando con la serie de besos que yo había comenzado minutos atrás. No se como podía llegar a terminar esto, pero igualmente me dejé llevar.

sábado, 12 de abril de 2014

CAPITULO 100

Se escuchaban nuestras respiraciones agitadas por toda la habitación, solo eso. Yo estaba recostada sobre él, acariciando con la yema de mis dedos su pecho y dejando suaves besos en su hombro y cuello. Julian tenía la mirada perdida, no me miraba ni decía nada, estaba pensativo, lo que me ponía un poco nerviosa. Llevé mi mano derecha a su nuca, y acariciándole el pelo allí, apoyé mi cabeza en su pecho, cerrando los ojos.

Los minutos pasaban y seguíamos en silencio, lo único que me demostraba que él todavía estaba despierto era su mano que no paraba de recorrer dulcemente mi espalda descubierta.

- En que pensás? - pregunté en voz baja rompiendo el silencio.

No obtuve respuesta, solo silencio y un suspiro de su parte. Levanté mi cabeza para poder verlo y él solo me miró fijo.

- Ey, qué pasa? - pregunté ahora preocupada, tomando su cara entre mis manos
- Te hice mal? Te gustó? Estas bien? - preguntó casi sin parar para respirar, por lo que me reí
- Sos un tarado - susurré sonriendo para luego con delicadeza besar sus labios - me - volví a besarlo - encantó, tonto
- En serio? - preguntó levantando ambas cejas y su sonrisa se ensanchó cuando asentí con la cabeza
- Que pasa? Tenías miedo? - pregunté riendo y se encogió de hombros
- No te quería decepcionar - dijo haciendo puchero y no pude evitar darle otro beso
- Al contrario, fue todo demasiado perfecto - dije mirándolo embobada mientras acomodaba su pelo todo despeinado
- Te amo - dijo poniéndose serio mientras me miraba a los ojos - mucho más que antes, te amo
- Ayyy - dije mordiéndome el labio - yo te amo a vos, más que nunca - dije y ambos sonreímos
- Gracias - susurré volviendo a apoyar mi cabeza en su pecho
- Gracias por qué? - preguntó volviendo a acariciar mi espalda
- Por todo, por esperarme, por cuidarme, por quererme, por hacer que sea perfecto, por todo, gracias - dije dejando un par de besos en su pecho
- Que linda que sos - hizo una pausa - pero, ey - agregó levantando mi cara para que lo mire - no me tenés que agradecer nada.

Levantó la cabeza para dejar un beso en mi frente y volvió a acostarse. Yo salí de encima de él y me acurruqué a su lado, escondiendo mi cabeza en su cuello, mientras él me rodeaba con su brazo.

- Y pensar que te hacías la vergonzosa - dijo al rato, entre risas, rompiendo el silencio
- Julian - grité pegándole en el pecho - qué decís idiota?
- Igual me encanta que te pongas así de vez en cuando eh, estabas como endemoniada - dijo con una sonrisa enorme y no pude evitar reírme, muerta de vergüenza
- Callate, por favor, yo soy una santa - dije y largó una carcajada
- Si, ya veo... - murmuró irónico y volví a pegarle
- Te odio, me cohibís - dije escondiéndome en su cuello y él rió para luego abrazarme con fuerza
- Me encanta que seas tan bipolar, me encanta - dijo riendo y como venganza empece a dejar mordiscos por todo su cuello, mezclados con besos tiernos, porque bipolar ante todo.

No se cuanto tiempo habrá pasado desde que estábamos así pero al parecer ninguno de los dos se quería mover.

- Juli, me tengo que ir - largué, interrumpiendo el lindo momento
- Qué? - preguntó casi gritando - No, no te vas nada - agregó aferrándose más a mí
- Dale tarado - murmuré riendo - me fui del colegio sin decir nada, me van a matar
- Pero ya es tarde para que vuelvas al colegio, quedate acá toda la tarde, porfa - suplicó y volvió a hacer el maldito puchero que me re podía
- Bueno si me haces esa cara me quedo a vivir - dije sonriendo y él asintió como un nene - Pero para, alimentáme nene, muero de hambre
- Pero si ya te alimenté - dijo con una sonrisa, ganándose otra piña mía
- Idiota - dije enojada, y él solo siguió riéndose
- Cocinate algo, dale - dijo acercándose a darme un beso y le corrí la cara enseguida
- Yo cocino y vos lavas, sino no - dije cruzándome de brazos y sonrió
- Hecho, dame un beso - dijo haciendo trompita y negué con la cabeza
- No, te zarpaste ahora jodete. Dale, prestame algo para ponerme, no voy a ir así - dije tapándome con la sábana y sonrió, mientras me miraba atentamente
- Pero así sos más linda - dijo acercándose y dándome un beso en el hombro
- Julian! Te estoy hablando en serio, no te voy a cocinar en bolas - dije seria y ambos largamos la risa
- No estaría nada mal - murmuró mientras se levantaba de la cama para buscarme algo de ropa y enseguida le tire el bóxer por la cabeza
- Vestite pendejo - grité y me tapé rápidamente
- Pero si te encanta - hizo una pausa - bueno, está bien, me calmo.

A los pocos segundos me alcanzó una remera blanca suya, bastante grande y lo obligué a irse para vestirme. Bueno, ahora sí me daba vergüenza que me viera así. Me vestí y doblé el uniforme del colegio para dejarlo sobre la cama. Reí al mirarme en el espejo y ver como me quedaba de vestido su remera. Cerré los ojos y sonreí cuando la olí y noté que tenía su perfume.

- Que linda te queda - dijo Julian cuando entró al cuarto y rodeó mi cintura por detrás, dejando un beso en mi cuello para luego mirar al espejo
- Somos lindos juntos, no? - pregunté sonriendo y él asintió, con la cabeza apoyada en mi hombro.

Me mordí el labio cuando vi lo lindo que estaba, así, natural, todo despeinado y en bóxer. Cerré los ojos cuando volvió a dejar un beso en mi cuello y luego me di vuelta para darle un último beso y dirigirme a la cocina. Por sobre todas las cosas, moría de hambre.

Cociné unas hamburguesas mientras el pesado de Julian me daba vueltas al rededor, me molestaba, me llenaba de besos por todos lados y me desconcentraba. Comimos en la cama y apenas terminamos, dormimos una siesta un tanto larga. La verdad que los dos moríamos de sueño.



YA CAPÍTULO 100! Todavía no lo puedo creer! Aprovecho para agradecerles a todas las que leen siempre la novela y me dejan comentarios re lindos en twitter, me encanta que opinen y me digan lo que piensan, eso siempre ayuda. Gracias y ojala sigan leyendo, son lo más ❤️

jueves, 10 de abril de 2014

CAPITULO 99

El beso empezó siendo bastante torpe, algo desesperado, pero a medida que los segundos pasaban, éste iba subiendo de tono, encontrando el ritmo perfecto entre nuestros labios.

La puerta del ascensor se abrió, interrumpiéndonos. Habíamos llegado, por suerte, la verdad que necesitaba tomar aire. Nos separamos unos segundos en los cuales nuestras miradas se conectaron, sin decir nada. Pude notar como sus ojos sacaban chispas, estaba irreconocible, donde había quedado el Julian tierno que yo conocía?

Su mirada iba de mis ojos a mi boca, y así sucesivamente, mientras que la mía estaba fija en sus ojos, analizándolos con detenimiento, ya que estos demostraban más que cualquier palabra que podría haber dicho en ese momento. Su cara seguía tensa, no se si seguía enojado o si era otra cosa, pero me ponía un poco nerviosa.

Al ver que yo había quedado inmóvil contra la pared del ascensor, lo que hizo fue agarrar mi mano con fuerza y tirar de mí hasta que quedamos fuera del ascensor.

- Ori, yo... - dijo serio y lo interrumpí con un beso, no tenía ganas de escuchar nada malo, nada que arruinara lo que estaba pasando.

Colgué mis brazos alrededor de su cuello, besándolo con delicadeza y pasión a la vez. No podía controlar lo que estaba sintiendo, no me podía frenar, me negaba a soltarlo. Por suerte me siguió el beso a la perfección, pasando sus manos por mi espalda y recorriéndola lentamente a medida que caminábamos hacia la puerta de su apartamento, sin separar nuestros labios en ningún momento.

Torpemente sacó las llaves de su bolsillo y sin mirar intentaba embocarle a la cerradura, aunque obviamente no pudo. No pude evitar reírme en la mitad del beso, y me separé un poco para dejar que abriera. Mantuvo una mano en la parte baja de mi espalda y con la otra abrió la puerta, haciéndome pasar sin despegarse mucho de mi, de tal forma que apenas cerró con llave volvió a unir nuestros labios, casi con desesperación.

Me encargué de despeinarle el pelo mientras él subía sus manos con suavidad por debajo de mi camisa, logrando estremecerme. Como por impulso le subí la remera y se la saqué en menos de cinco segundos, dejándola tirada por el pasillo a medida que caminábamos, sin mirar, hasta su cuarto.

Separándonos apenas un poco, Julian se sentó con cuidado en la cama, para luego apoyar sus manos en mis piernas y acercarme hacia él, logrando que me sentara sobre su falda, depositando mis piernas a cada lado de su cuerpo.

Pegué mi frente a la suya, con los ojos cerrados, mientras lo único que escuchaba era su respiración agitada mezclándose en el aire con la mía.

- Estas a tiempo de frenarme - susurró con la voz entrecortada - cinco minutos más y no respondo de mí
- No te quiero frenar - dije abriendo de a poco los ojos y mirándolo fijamente, quería demostrarle que realmente quería, estaba lista y lo necesitaba, mucho.
- Estas segura? No me voy a enojar si no querés - insistió preocupado y sonreí, una parte del Julian tierno quería volver
- Shhh - dije callándolo con un beso corto- Estoy muy segura, es lo que quiero, y ahora - dije sonriendo y se mordió el labio, intentando contener una sonrisa como respuesta.

Con cuidado me sacó la corbata y comenzó a desabrochar los botones de mi camisa. Mientras tanto yo iba dejando una serie de besos en su cuello.

- Te dije que me encantas con el uniforme? - susurró en mi oído y no pude evitar volver a reírme
- Callate tarado - dije dándole aproximadamente seis besos cortos seguidos, para que dejara de hablar.

Pensé que iba a sentir más vergüenza en el momento de estar así, semidesnuda frente a él, pero la verdad que mucho no me importó. Julian, por su parte, comenzó a dejar un camino de besos que iban desde mi mejilla hasta mis hombros, deteniéndose por un largo rato en el cuello. Me podían sus besos ahí y él lo sabía. Mis manos seguían entretenidas en su pelo, mientras él acariciaba cada centímetro de mi piel, como si estuviera descubriendo un territorio desconocido.

En un abrir y cerrar de ojos lo tenía recostado sobre mí, bajando sus manos delicadamente para sacarme con cuidado la pollera del uniforme y terminar de deshacerse de mi ropa, junto con la suya. Mis manos recorrían cada parte de su espalda, mientras él se encargaba del resto, dejando besos cálidos por todo mi cuerpo, cuidándome a cada segundo, todo el tiempo.

miércoles, 9 de abril de 2014

CAPITULO 98

Me desperté el viernes sin su mensaje, y sin su llamado, motivo suficiente para empezar pésimamente el día. Ya eran las siete y diez así que supuse que no me vendría a buscar. Me cambié y desayune en tiempo record para luego subirme al auto de mamá que nos llevaría al colegio. Mi cara era igual o peor que ayer, y mamá ya se estaba empezando a preocupar. Aunque le dijera que no me pasaba nada, era rara mi actitud y raro que Julian no haya venido a casa ni ayer ni hoy.

Entré a la clase con un mal humor que ya empezaba a molestarme hasta a mi misma. La hora no pasaba más y lo que menos hacía era prestarle atención a la profesora. Solo miraba el celular esperando el milagro. Ya resignada, decidí perder la dignidad mandándole un mensaje.

"Sos un pendejo Julian, ojalá te des cuenta a tiempo de las pelotudeces por las cuales mandas todo a la mierda"

Paso como media hora y todavía no me había respondido, mi bronca era incontrolable, si lo llegaba a tener en frente creo que lo mataba. En cuanto me distraje para prestar atención a la clase mi celular empezó a vibrar. Mierda, era él, me estaba llamando. Los nervios surgieron de golpe y mi corazón latía aceleradísimo. Guardé el celular en el bolsillo y me dirigí rápidamente hasta el escritorio de la profesora.

- Profe, puedo ir al baño? - pregunté nerviosa y en cuanto asintió, salí corriendo.

- Al fin nena - dijo de mala gana cuando finalmente atendí
- Calmate flaco, estaba en clase, que querés? - pregunté seca
- Que salgas ya mismo del colegio - respondió con el mismo tono
- Si, si, seguro, seguí soñando, chau
- Para! Oriana! - gritó y suspiré
- No estoy para pavadas Julian, y si me seguís diciendo así te corto ya el teléfono - dije ya enojada
- Bueno eh, sali ya y punto - insistió, siempre tan caprichoso
- No voy a salir, te dije que estoy en clase
- Ah claro, es más interesante la clase de matemática que hablar conmigo, ya entiendo todo
- Basta, cortala con eso, no seas pendejo
- Bueno, pero salí dale
- Ya te dije que no puedo Julian, en serio
- Pero yo no te lo estoy pidiendo, es una orden, salí ya que no quiero seguir esperando acá como un pelotudo
- Sos un caprichoso, infumable - susurré porque pasaba gente y seguramente parecía una loca gritando
- Te espero - dijo sin que yo le dijera nada y bufando le corté.

Antes de salir les mandé un mensaje a las chicas para que me cubrieran.

"Chicas, me voy a ver a Julian. Guarden mis cosas y después me las dan, inventen que me sentía mal o algo así. Después les cuento!"

Guarde el celular y juntando fuerzas y coraje me dirigí a la salida, donde él me esperaba, adentro del auto. Me acerqué muerta de miedo y nervios a la ventanilla y la golpee suave.

- Subí - dijo rápidamente cuando la bajó
- Eh, no, dale habla rápido que tengo que volver
- No Ori, subí, dale - insistió y me abrió la puerta desde adentro, bueno, ya no me quedaba otra que quedarme.

- Dale, habla - dije seria cuando me senté a su lado
- Vos tendrías que hablar, y yo tendría que ser el enojado - dijo sonriendo falsamente y lo fulminé con la mirada
- Yo no tengo nada para decir, Sebastián no deja de ser mi profesor, no seas perseguido ni desconfiado, porque no te cagaría con nadie y menos con un profesor - me defendí mientras él me miraba muy atento
- Pero no lo conociste siendo profesor, y él te tiene ganas, no me jodas - dijo y me mordí el labio mientras negaba con la cabeza
- Vos te pones celoso hasta de un perro igual, no cambias más, ese es el problema, sos un inseguro de mierda - sí, me estaba empezando a enojar bastante
- Yo inseguro? Cómo querés que me sienta si te voy a dar un beso y me corres la cara? Y solo porque estaba el chabón ese, al que encima le decís que soy tu amigo
- Estuve mal, si, pero esas tampoco son razones para tratarme así, y para no llamarme ni contestar mis mensajes
- Estaba enojado - dijo mirando hacia el frente
- Estabas? Ya no? - pregunté sin dejar de mirarlo y él se encogió de hombros
- Estoy - fue lo único que dijo antes de encender el auto.

- A donde vamos? - pregunté cuando por fin me salieron las palabras, de verdad no entendía nada
- A mi casa
- Qué? - grité - No, no, para, volvamos, dejame en el colegio
- Por qué? No muerdo, no te voy a hacer nada, simplemente quiero hablar - dijo muy tranquilo
- Pero ya estábamos hablando, no hace falta
- Estábamos hablando o ladrando? Quiero hablar civilizadamente con vos, sin gritos, peleas estúpidas, y tranquilos, puede ser? - preguntó y asentí, dudando si era lo correcto o no
- Esta bien, pero cinco minutos y volvemos, me matan si se enteran que me fui del colegio.

El camino fue totalmente silencioso, él no despegaba su mirada de la calle mientras manejaba. Su cara estaba tensa, se lo notaba serio y enojado, y eso me dolía. Yo miraba por la ventana, perdida en mis pensamientos, y cada tanto giraba la cabeza para mirarlo fijo, me gustaba ponerlo incómodo.

Al cabo de diez minutos llegamos al edificio donde vivía Julian. Cuantos recuerdos, hace bastante que no venía. Abrí la puerta del auto y sin decir ni una palabra caminé hacia la puerta de entrada, mientras sentía sus pasos detrás de mí.

Entramos al ascensor y nuevamente el silencio nos invadió. Momento incómodo, los dos enfrentados, callados, mirándonos de arriba a abajo. Su mirada resumía tantas cosas; odio, bronca, tristeza, decepción.

- No me mires así - supliqué nerviosa.

Él no dijo nada, se limitó a mirarme con el ceño fruncido y la misma cara de bronca de antes. En un abrir y cerrar de ojos lo tenía abalanzándose sobre mí, agarrando con fuerza mi cara entre sus manos y capturando mis labios como jamás había hecho, con más ganas. Me acorraló contra la pared del ascensor y recién en ese momento subí mis manos a su espalda, aferrándome a ella para acercarlo más a mi cuerpo. No se por qué nos besábamos cuando minutos atrás nos estábamos por matar, pero bueno, lo único que sabía era que no lo quería soltar por nada del mundo.

martes, 8 de abril de 2014

CAPITULO 97

Otro día la misma rutina, era Jueves,  recién mi segundo día de colegio pero ya parecía una eternidad, no lo soportaba más. Di un par de vueltas en la cama hasta que me decidí por levantarme, antes de que llegara Julian. Me bañé, sequé mi pelo y por último me puse el uniforme, para luego bajar las escaleras corriendo y preparar el desayuno para esperarlo.

Eran las siete cuando me llegó el mensaje de que estaba afuera, dejé todo en la mesa y corrí a abrirle. Apenas abrí la puerta, no le di ni tiempo de respirar que ya me abalancé sobre él para darle un beso. Pude notar que estaba sorprendido por lo que tardó en seguirme el beso, pero en tan solo unos segundos lo tenía rodeando mi cintura con fuerza, aferrándome a su cuerpo. Cerré la puerta con el pie sin distraerme y dimos unos pasos sin aún separarnos.

- Mmm que linda - dijo entre besos - pensé que me iba a recibir tu viejo
- Que tarado que sos - dije largando la risa - buen día!
- Buen día gorda - murmuró para luego darme un beso corto - tengo hambre
- Ah no lo puedo creer!
- Qué? - preguntó riendo - no desayuné nada, alimentame - agregó haciendo puchero
- Y yo que pensé que venías por mí, que ingenua que soy
- Obvio que vengo por vos, tonta - dijo con una sonrisa para luego rodear mis hombros con sus brazos y por último, dejar un tierno beso en mi frente.

Me separé y lo agarré de la mano para arrastrarlo hasta el comedor, donde había preparado la mesa para desayunar. Abrió los ojos como platos cuando vio todo, este chico parecería que no come hace un mes. Al rato se unió Titi y luego mamá. Desayunamos entre risas, charlas, y cuando quisimos acordar ya eran las ocho menos veinte, teníamos que salir ya o llegaría tarde. Agarré mis cosas y junto con Titi nos subimos al auto de Julian y partimos hacia el colegio. Nos despedimos con un simple beso y apenas di unos pasos me choqué con alguien, bien de bruta que soy.

- Seba - dije casi tartamudeando cuando levanté la cabeza y vi a quien había chocado
- Siempre a los golpes nosotros eh - dijo y sonreí - parece que es el destino
- Eh... ponele - dije un poco nerviosa, al saber que el auto de Julian todavía seguía ahí - me tengo que ir llego tarde - agregué intentando evitarlo
- No para - gritó agarrándome del brazo cuando me di vuelta - tenés matemática a primera hora, no creo que el profesor te diga algo si llegas tarde
- Justamente, tenés que dar clase, estamos perdiendo el tiempo - dije un tanto incómoda y asintió riendo
- Igual no es tiempo perdido eh, por lo menos para mi

- Y este pibe que hace acá? - preguntó Julian en mi espalda, en un tono de voz bastante elevado
- Juli - dije dándome vuelta rápidamente, nerviosa - no te ibas?
- Si, hasta que vi que vino este boludo a joderte. Mira flaco, agradece que no te rompí la cara por haberle dejado la pierna así a Ori, ahora la seguís hasta el colegio? Tomatelá - gritó dirigiéndose a él, mientras yo le hacía caras para que parara
- Julian, Seba es...
- "Ay Seba" - dijo en tono burlón y bufé
- Soy Sebastián, su nuevo profesor de matemática, un gusto - dijo con una sonrisa victoriosa mientras le estiraba la mano
- Qué? - preguntó Julian incrédulo, con el ceño fruncido
- Lo que escuchaste, te pido por favor que no nos hagas perder más tiempo porque tenemos clase ahora con Ori - dijo sonriente y la mirada de Julian se prendió fuego, creo que si no hubiera mencionado la palabra "profesor" ya estaría en el piso, sobre él, cagándolo a piñas.

- Juli anda - le supliqué antes de que se armara una batalla ahí mismo, la cara de Julian era tremenda, me estaba empezando a dar un poco de miedo
- Esta bien - dijo dudoso, volviendo a clavar su mirada en la mía - hablamos después - agregó con mala cara, para luego acercarse intentando darme un beso, el cual impedí, corriéndole la cara rápidamente.

No era por forra, sino porque la mirada de Sebastián a nuestras espaldas me ponía extremadamente nerviosa.

- Nos vemos Juli - susurré y sin decir nada volvió al auto, enojadísimo, no se si conmigo, con Sebastián, con la situación o con qué.

Miré por última vez a Seba antes de dirigirme a la entrada del colegio y noté que me miraba aún con esa sonrisa que no se le borraba con nada. Que parte de todo esto veía divertido? Porque yo ninguna. Entré a la clase aún preocupada por la reacción de Julian. No se por qué se había puesto así, realmente no era para tanto, estaba exagerando, muchísimo. Me senté junto a las chicas, las cuales no tardaron en preguntarme qué me pasaba, a lo que yo negué con una sonrisa, fingiendo que todo estaba perfecto.

La clase empezó como si nada, Sebastián hablaba y explicaba todo muy tranquilo, dedicándome algunas miradas y/o sonrisas de vez en cuando. Apenas sonó el timbre del recreo saqué el celular para mandarle un mensaje a Julian, me preocupaba que todavía no me hubiera mandado nada. Pero igual no me salían las palabras, no sabía que decirle, y que no decirle.

"Juli, podes hablar ahora? Te llamo?"

"No. Estoy ocupado." - contestó un rato después.

Mierda, por qué tan cortante? Definitivamente esos puntos no eran buena señal.

"Ok" - le mandé, impulsiva.

Como siempre, necesitaba tener la última palabra, y demostrarle que yo puedo ser el doble de cortante que él. Orgullosa ante todo, aunque odie ser así.

Pasaron las horas, más lento que de costumbre, y yo ya estaba en casa, tirada en el sillón, comiendo. Obviamente, Julian no me había ido a buscar, ni me había mandado un puto mensaje. Por qué tan pendejo?

Eran las nueve de la noche y yo seguía en la misma posición, en el mismo sillón, sin dejar de mirar el celular, esperando que mágicamente su nombre apareciera en la pantalla. Agustín había venido a comer, y con Titi se sentaron en el otro sillón a mirar una película mientras mamá terminaba de hacer la comida. Intentaban descifrar qué me pasaba, sin parar de preguntarme por Julian, y por qué no lo había invitado a comer.

- Basta pendejos, me tienen harta con Julian, basta - dije ya enojada y los dos me miraron un poco asustados
- Apa, ya veo que es Juli el culpable de esa cara de orto - dijo Agus y le dediqué una mirada asesina
- Callate porque te echo - dije de mal humor y él solo rió
- Bueno eh, te calmas! Lo invité yo y no se va a ir, así que no jodas - gritó Tiziana, poniéndome los puntos de alguna manera y bufé, para luego sin decir nada, ponerme los auriculares y desconectarme del mundo mediante la música.

Obviamente escuché todas las canciones tristes que tenía en el celular. Cuanto más bajo sea mi estado de ánimo, más deprimentes tienen que ser las canciones que escucho, algo así como masoquismo.

Comi encerrada en mi cuarto, completamente antisocial. Mi humor era el peor, por lo tanto todos habían decidido no hablarme ni dirigirse hacia mi de ninguna manera, así que con una bandeja de comida me encerré en el cuarto y por suerte no hubo problemas por eso.

Me costó un montón pero por fin me dormí, con Julian como último pensamiento, claro, y deseando que mañana se dignara a responderme y deje de ser tan pendejo.


sábado, 5 de abril de 2014

CAPITULO 96

- Hablé con Fran - largué en medio de la comida, provocando que Julian casi se atragantara
- Qué? - preguntó con mala cara y suspiré - Cómo? Cuando? Donde?
- En el colegio - dije seria - pero nada más aclaramos las cosas y quedó todo bien
- Ah, me olvidaba que eran compañeros - dijo de mala gana, para luego darle un mordisco a su hamburguesa
- No empieces - rogué y él negó con la cabeza
- No me tengo que preocupar? - preguntó volviendo a mirarme a los ojos y sonreí
- No, tonto, obvio que no, ya esta todo bien - dije, pensando en cómo iba a contarle lo otro, si se había puesto así solo por lo de Fran no me quería imaginar el escándalo que me iba a hacer por Sebastián.


- El finde vienen mis viejos, y mi hermana - dijo con entusiasmo cuando terminamos de comer
- En serio? Que lindo! Estas contento?
- Obvio, no sabes lo que los extraño - dijo con una sonrisa inmensa la cual me contagió enseguida
- Me imagino! Ay me alegro tanto, en serio
- Me dijeron que te quieren ver - dijo y mis nervios mágicamente aparecieron
- Uy que miedo - largué sin pensarlo y él se mordió el labio mientras negaba con la cabeza - igual yo también quiero, era muy chiquita la última vez que los vi
- Entonces no se habla más, comida familiar el sábado en casa - dijo con una sonrisa y asentí, nerviosa y entusiasmada a la vez.

Salimos de ahí y le pedí que por favor me llevara a casa, esto de despertarme tan temprano me había matado, no veía la hora de dormir una larga, larga siesta. Mis padres estaban trabajando y Titi estaba en el living comiendo con las amigas, así que sin dar vueltas subimos a mi cuarto.

- Estoy muerta - me quejé tirándome literalmente en la cama, provocando que Julian largara una carcajada - Qué me miras así?
- No te puedo mirar? - preguntó acercándose a mí
- Si, pero es que me miras como si...
- Como si que? - preguntó acostándose a mi lado
- Como si me estuvieras violando con la mirada - dije con un poco de vergüenza, sí, seguramente estaba bordó
- Y bueno, que querés que haga? Vos viste lo buena que estás con ese uniforme? - preguntó riendo y enseguida le pegué en el hombro
- Julian - grité y se rió aún más fuerte
- Qué? Es la verdad - dijo para luego acercarse a mi cuello y dejar un beso allí
- No empieces por favor - dije apartando su cabeza y me miró extrañado
- Por qué? - preguntó frunciendo el ceño
- Porque de verdad quiero dormir, y si seguís así no me duermo ni el año que viene
- Pero quien habló de dormir? Podemos hacer algo más divertido - sugirió con una sonrisa para luego capturar mis labios, sin darme la posibilidad de responder.

- Para Juli - dije al rato, cuando nos separamos por falta de aire
- Qué? No querés? - preguntó haciendo puchero y aproveché a darle un beso corto, realmente me podía cuando hacía esa cara
- Si que quiero - dije sonriendo de los nervios - pero no me parece ni el lugar ni el momento indicado - agregué con pena y él asintió
- Cuando tenés razón, tenés razón - dijo y no pude evitar reír - pero si encuentro un lugar y un momento indicado, no me vas a hacer el amague no?
- Obvio que no, tarado - dije y sonrió entusiasmado - te prometo que no - agregué acomodando el pelo que caía sobre su frente
- Ayyy - dijo y ambos reímos - me dejas re manija loca
- Yo estoy igual - dije escondiendo mi cara atrás de su cuello y sonrió
- Te amo - susurró mientras acariciaba mi pelo y aproveché a dejar un beso en su cuello antes de apartarme y mirarlo a los ojos
- Yo te amo a vos - dije sincera y depositó rápidamente una mano en mi nuca para acercarme a él y besarme.

Giré sin moverme mucho y él no dudo en acomodarse atrás de mí, rodeando mi cintura con su brazo y pegando su cabeza a la mía. De esa forma, ambos nos quedamos dormidos enseguida.


Cuando me desperté ya era de noche, el cuarto estaba todo oscuro y no había rastros de Julian, mierda. Me desperecé y estiré mi brazo para agarrar el celular. Tenía varios mensajes de las chicas y uno de Julian.

"Gorda, estabas muy cansada y no te quise despertar. Tampoco quería seguir invadiendo tu casa, así que me fui, nos vemos mañana. Te paso a buscar, dale? Te amo!"

Morí de amor, cómo podía ser tan tierno?

"Nunca molestas vos, por mi quedate a vivir acá, no tengo problema! Y no hace falta que me pases a buscar Juli, no madrugues por mi culpa, en serio!"

"Pero yo quiero, dale que después cuando empiece la facultad ni tiempo voy a tener de verte! No se discute, mañana a las siete y algo me tenés ahí" - contestó a los pocos minutos y sonreí instantáneamente.

"Sos un tierno, te espero, y ojalá no empieces nunca la facultad, asi te veo todos los días. Te amo ❤️"

"Jajaja yo más, más, más! Nos vemos Ori" - puso finalmente y guardé el celular para dormir un ratito más.

viernes, 4 de abril de 2014

CAPITULO 95

- Ey Ori, te tildaste - susurró Jenny, quien hace minutos intentaba llamar mi atención
- Qué? Que pasó? - pregunté sin despegar mi mirada de él
- Viste lo bueno que está el nuevo profesor? - agregó y asentí, con la misma cara de boluda de antes
- Que te pasa Ori? - insistió y sacudí mi cabeza, intentando borrar todo lo que mi mente pensaba
- N...nada - dije tartamudeando - creo que lo conozco
- Qué? - intervino Lola, quien estaba escuchando nuestra conversación - De donde?
- Es... es el chico que me chocó con el auto - susurré y los ojos de ambas se abrieron de repente
- Jodeme - exclamó Lola con una sonrisa enorme
- Te juro. Pero que hace acá? No entiendo - dije confundida y ambas se encogieron de hombros.

Sebastián terminó de presentarse pero yo aún seguía en shock.

- Bueno chicos, voy a pasar la lista así los voy conociendo - dijo muy entusiasmado y casi todos asintieron.

Mierda.

- Sabatini, Oriana - dijo en un momento con su cálida voz y levanté la mano sin dejar de mirarlo.

Me dedicó una sonrisa y siguió nombrando a los demás. Yo, por mi parte seguía sin poder creerlo. Sebastián era mi nuevo profesor de matemática? En serio?

La clase se paso bastante rápido, intercambiamos unas cuantas miradas y yo seguía tildada, tanto que apenas les contestaba a las chicas las preguntas que me hacían sobre él.

El timbre sonó y todos salieron alborotados, excepto las chicas y yo. Les hice señas de que me esperaran afuera y eso hicieron. Me levanté con algo de dificultad y me acerqué a su escritorio, un poco tímida.

- Seba - dije con un poco de vergüenza y levantó la mirada enseguida
- Ori - contestó sonriendo - que sorpresa
- Lo mismo digo, no me dijiste que eras profesor - dije frunciendo el ceño y él largó una risa
- No tuvimos mucho tiempo para hablar - dijo y asentí - como estás de la pierna?
- Mejor, viste que ya estoy sin muletas? Estoy un poco renga pero ya no duele
- Me alegro, en serio - dijo y sonreí - estaba un poco preocupado porque nunca más me avisaste nada pero veo que te curaste rápido
- Si por suerte! No te avise nada porque perdí tu número, no se como - mentí, no le podía decir que Julian, de celoso nomás, me había borrado su número de mis contactos y había borrado también sus mensajes
- Ah esta bien, bueno, que lindo volver a verte, es raro que ahora seas mi alumna, pero igual me alegra verte Ori, y que estés recuperada - dijo parándose a mi lado, con una sonrisa
- A mi también me alegra, te vuelvo a agradecer lo que me ayudaste ese día y nada, te aviso desde ya que odio esta materia - dije sincera y se rió
- Callate, seguro te va re bien
- No, te juro, me la llevé a diciembre todos los años - dije tapándome la cara con la mano
- Uy, bueno, hay que ver si este año es la excepción
- Mientras no me hagas salvar por lástima de haberme chocado, todo bien - dije y negó con la cabeza, mientras reía
- Jamás haría algo así! Cuando no entiendas algo, me preguntas, no hace falta decirlo no?
- Buenísimo, te voy a joder todos los días entonces, porque no entiendo nada - dije y mi celular empezó a sonar. Genial, Julian.

Le hice señas a Seba de que me esperara y atendí.

- Juli - dije mirando para otro lado
- Ori, te estoy esperando afuera hace como diez minutos, las vi salir a las chicas, vos no saliste todavía?
- Ehh... Si es que me quedé hablando con una profesora, ahora voy - dije un poco nerviosa y le corté rápido.

- Por qué le mentís a tu "amigo"? - preguntó y me quedé pálida, me había escuchado
- Ehh, larga historia, pero me está esperando así que, nada, me voy - dije dudando si saludarlo o no, después de todo, era mi profesor
- Anda, anda, no quiero problemas - dijo riendo - nos vemos Ori!

Le di un beso en la mejilla, fue como un impulso, y luego salí de la clase lo más rápido que pude. Menos mal que les había dicho a las chicas que me esperaran, que buenas amigas que tengo, me dejaron re sola. Apenas atravesé la puerta del colegio lo vi, apoyado contra la puerta del copiloto, con los brazos cruzados y mirando para otro lado con cara seria. Lo lindo que estaba, la puta madre. Sonreí al instante, y caminé hacia él.

- Gordo - grité a medida que me acercaba y giró su cabeza enseguida para mirarme, con una sonrisa enorme
- Ori - dijo acercándose para darme un beso - cómo te fue?
- Eh... bien, dentro de todo, igual me aburrí muchísimo - dije mientras recordaba todo lo que había pasado.

Fran, Seba... Creo que si le contaba me iba a obligar a cambiarme de colegio, en este mismo momento.

- Bueno ahora me contás, vamos a comer que muero de hambre - dijo agarrando mi mano mientras se acercaba al auto para abrirme la puerta, un tierno.

Llegamos a Mc Donalds (sí, tenía un re antojo) y lo mandé a comprar mientras yo buscaba un lugar. Mientras esperaba empecé a contestarle a las chicas todas las cosas que me habían puesto en whatsapp. Eran todos comentarios sobre lo bueno que estaba el profesor, si tenía el número, y otro tipo de detalles. Apenas apareció Juli con la bandeja guardé el celular y le dediqué una gran sonrisa. Ver a Julian y un cuarto de libra juntos, era la perfección, qué más podía pedir?

CAPITULO 94

La clase de historia fue lo más aburrido que me tocó presenciar en mi vida. Ni siquiera hubo una "presentación", como ya nos conocía del año pasado, el profesor empezó a dar los primeros temas como si nada. No se como hice para no dormirme, capaz era porque sentir la mirada de Fran en mi nuca me tenía un poco bastante nerviosa.

El timbre sonó y con toda la pereza del mundo me levanté de esa silla incómoda, y con la ayuda de las chicas salimos de clase.

- Permiso chicas, me la llevo - dijo Fran mientras pasaba su cabeza por debajo del brazo que yo tenía apoyando en el hombro de Jenny.
- Que haces Fran? - dije mezclando una risa con cara de sorpresa
- Me prometiste una charla, acá estoy - dijo y me aferré a su hombro hasta llegar a un rincón bastante despoblado del patio, para sentarnos a charlar.

- Que te pasó en el pie? - preguntó una vez que nos sentamos y largué un suspiro
- Larga historia, pero ya estoy bien - dije y asintió - de qué querías hablar?
- Ehh... No se, de vos, de nosotros - dijo un tanto nervioso y sonreí levemente
- Fran, yo... no se si sabías pero... volví con Julian - dije con pena y él asintió, agachando la mirada
- Va en serio entonces? - preguntó después de un incómodo silencio, haciendo dibujos en el piso con sus dedos y me encogí de hombros
- Ponele...
- Me alegro - contestó seco y suspiré, no me gustaba verlo así, y menos si era por mi culpa
- Perdón Fran - dije apenada y recién ahí levantó su mirada
- Perdón por qué? - preguntó con el ceño fruncido
- Por como se dieron las cosas, me hubiera gustado que sea diferente. No fui lo suficientemente madura para afrontar la situación y te lastimé, espero que algún día me perdones por eso - dije con la voz quebrada, mientras le acomodaba el pelo que caía sobre su frente
- Ya se que no lo hiciste a propósito, las cosas se dieron así, ya está - dijo con los ojos un poco llorosos
- Podemos llevarnos bien ahora? - pregunté seria y asintió, junto con una sonrisa fingida
- Supongo que ya lo voy a superar - dijo encogiéndose de hombros y sonreí.

No me salió otra cosa que abrazarlo, con fuerza, como hace mucho no hacía.

- Te quiero Fran - susurré sin separarme y lo escuché sonreír
- Yo también Ori - murmuró mientras me acariciaba un poco el pelo.

El recreo terminó y la tortura continuaba. Con la ayuda de Fran volví a la clase. Era realmente un alivio que todo estuviera bien entre nosotros, y poder tener la relación de amistad que teníamos los años anteriores, o aunque sea intentarlo.

Tuvimos un par de materias más y llegaba la última del día, y la peor, matemática. Antes de entrar a clase le mandé un mensaje a Juli, avisándole que en una hora salía, para que me esperara. Guardé el celular y me senté con las chicas, quienes me miraban expectantes, esperando que les contara todo lo sucedido con Fran, pero bueno, claramente no iba a hablar.

Según los demás chicos íbamos a tener profesor nuevo, ya que la del año pasado se había ido. Seguro el de este año es mil veces peor, debe ser un viejo de ochenta años, con un carácter de mierda, re contra exigente, como absolutamente todos los profesores de matemática que alguna vez conocí. El viejo se hacía esperar, empezando bien el año llegando tarde a su primer clase, y después pretenden que seamos puntuales nosotros. No podía más de sueño, no estaba acostumbrada a dormir tan poco, así que simplemente apoyé mis brazos en la mesa y escondí mi cabeza entre ellos.

Aproximadamente cinco o diez minutos más tarde Lola me dio un codazo, era su forma de avisarme que el profesor había entrado. Con bastante mal humor levanté la cabeza y me senté derecha, simulando prestar atención.

Mis ojos se abrieron como platos cuando lo vi. Qué hacía ahí? En mi clase, vestido bastante formal, qué hacía? Era una especie de chiste o algo similar? Me quedé con la boca abierta y sin poder decir ni una palabra. Hasta entonces él no me había visto, pero cuando lo hizo, me di cuenta enseguida, ya que sus ojos demostraron la misma sorpresa que los míos. De repente dejó a la vista esa sonrisa tan perfecta que tenía y tuve que juntar fuerzas para no desarmarme ahí mismo. Repito, esto es una especie de chiste? Broma? Me están filmando o algo parecido?

jueves, 3 de abril de 2014

CAPITULO 93

Terminé de desayunar como diez minutos después ya que no me podía sacar de encima al pesado de Julian. Se me tiraba arriba literalmente, me robaba la comida y no paraba de reírse de todo lo que yo hacía, provocando que solo tuviera ganas de pegarle. Igual después como disculpas lo llenaba de besos. Es así de bipolar nuestra relación, o más, y eso me encanta, sino ya me hubiera aburrido hace mucho.

Tuve que volver a usar las malditas muletas para trasladarme hasta mi cuarto, elegir ropa y con extremo cuidado entrar a bañarme. Era una complicación, estuve como cinco minutos solo para entrar a la bañera.  Ya no dolía tanto, pero si llegaba a apoyar el pie en el suelo seguro moriría. Julian seguramente estaba instalado con banco y todo en la puerta del baño, porque cada cinco minutos me gritaba para ver si estaba todo bien. Que ternura me daba que me cuidara tanto. Cuando salí él estaba ahí esperándome para ayudarme a bajar las escaleras. Pronto llegaban mis padres y por eso nos apuramos a salir de su cuarto, antes de que pensaran cualquier cosa.

Nos sentamos en el living a mirar una película mientras los esperábamos, yo con mi pierna lesionada apoyada sobre un almohadón arriba de la mesita y Julian recostado con su cabeza sobre mi falda, de espaldas a la tele, ignorando completamente la película. Con mis manos me encargaba de despeinarle el pelo cariñosamente mientras a él se le iban cerrando los ojos, parecía un bebe.

- Llegamos - gritó mamá apenas abrió la puerta, tan efusiva como siempre.

Julian, quien se estaba quedando prácticamente dormido sobre mis piernas, saltó de golpe y se paró al lado del sillón, derechito, mirando con un poco de miedo a mis padres. No pude evitar reír por lo bajo al notar sus nervios.

- Juli, que haces tan temprano en casa? - preguntó mamá y lo vi tragar saliva sin saber que decir, así que me vi obligada a interrumpir
- Me esta acompañando porque bueno, tuve un pequeñísimo accidente - dije señalando mi pierna y con cara de preocupación tapó su boca con ambas manos.

Papá no dijo nada, pero tenía casi la misma cara de preocupado que mamá, y de confundido también, no tenía ni idea de que yo había "vuelto" con Julian y al parecer estaba más preocupado por entender eso, que por lo que me había pasado.

- Que te pasó mi vida? - preguntó enseguida mamá, corriendo a Julian del medio y sentándose al lado mío
- Nada má, tranquila, después te explico, pero estoy bien - dije intentando calmarla y asintió

Juli se dirigió a la cocina junto con Titi, que recién se levantaba, mientras yo me senté a hablar con mis padres y les expliqué todo, incluyendo en ese "todo" mi vuelta con Julian, tenía que aclarárselos de entrada. Ellos lo querían, así que eso no fue problema, mamá sonrió de oreja a oreja cuando le conté y papá, bueno, papá solo me dijo que si me hacía feliz, también él lo era. Se hacía el duro y el celoso pero por dentro lo re bancaba a Juli, igual supongo que eso le pasa a todos los padres con sus hijas mujeres.


Durante los días que pasaron, Julian no se separó ni un momento de mí, solo se iba para dormir pero por la mañana ya estaba instalado en casa. Me acompañaba al médico para todos mis chequeos, salíamos a caminar sin muletas, yo sosteniéndome de su hombro mientras él me ayudaba a ejercitar mi pie, que de a poco iba mejorando y hasta estaba empezando a apoyarlo con muchísimo cuidado.

Ya estábamos a miércoles. Primer día de colegio, primer día del infierno. Era mi último primer día, ya que era nuestro último año, y con las chicas nos habíamos propuesto disfrutarlo al máximo desde el principio. Me desperté cuando sonó mi celular, a las siete de la mañana. Era una llamada de Julian, la alarma la había puesto a las seis pero seguramente ni la escuché.

- Hola - dije con voz de dormida y lo escuché reírse del otro lado
- Gorda, te dormiste?
- Mmmjjj - fue mi forma de asentir
- Estoy afuera de tu casa, me dijiste que te pasara a buscar a las siete, dale apurate que llegas tarde - dijo en tono de padre
- Era una mentirita piadosa, entro a las ocho. Te dije eso para estar con vos un rato - dije sincera, aún con la voz medio ronca
- Que chanta que sos - dijo entre risas y sonreí
- Dale tarado, toca timbre y que te abran porque no tengo ganas de moverme - dije desperezándome un poco
- Vaga - se quejó antes de cortar y en menos de dos segundos el timbre sonó.

Cerré mis ojos cuando corté el teléfono y los volví a abrir cuando sentí el ruido de la puerta abriéndose. Me di vuelta en la cama y sonreí al verlo tan lindo, mirándome de lejos. Estiré mis brazos como rogando un abrazo y Julian se acercó a la cama con una sonrisa inmensa en su rostro. Se agachó un poco para abrazarme y lo atraje hacia mí por la cintura, logrando que cayera arriba mío, apoyando todo su peso sobre mi cuerpo, y sí, aplastándome, pero era algo que no me molestaba en lo más mínimo.

- Mmm buen día - dije con una sonrisa para luego tomar su cara entre mis manos y darle un buen beso, como correspondía
- Buen día bombón - susurró sobre mis labios, prolongando el sonido de la "N" y sonreí levemente - si me vas a recibir así siempre, tranquila que te paso a buscar todos los días
- Siii - dije contenta - es muy perfecto que la primer persona que vea al despertar seas vos
- Y no sabes lo perfecto que es que la primer persona que vea yo al llegar sea a tu viejo, mirándome con cara de "que carajo haces tan temprano acá? No tenés casa?" - dijo y largué una carcajada
- Malo, si mi papá te ama - dije empujándolo un poco y él solo hizo unas caras raras
- Vos me amas - afirmó unos segundos más tarde, haciendo énfasis en el "VOS", para luego dejar un beso en la comisura de mis labios y yo asentí sonriente
- Y vos a mi
- Obviamente - murmuró mientras se acercaba para darme un último beso y luego, con bastante pereza, salir de arriba mío y pararse.

- Levantate dale - dijo tirando de mis manos para sacarme de la cama
- Cinco minutos más - supliqué pero no me hizo caso
- Dale así te cambias y bajas a desayunar, no seas caprichosa - dijo ante el puchero que le hice y con mucho cuidado me levanté.

Julian me esperó abajo, charlando con mamá mientras yo me vestía y peinaba un poco. Cuando estuve lista bajé las escaleras agarrándome de la baranda. Ya estaba mejor pero intentaba no apoyar todo el peso del cuerpo en esa pierna, por lo tanto se me complicaba un poco. Apenas me vio se levantó rápidamente del sillón para ayudarme a bajar los últimos escalones. Él siempre tan tierno y atento.

Desayunamos todos juntos para luego subir al auto de Julian e ir al colegio. Titi vino con nosotros, y la verdad que no me molestaba para nada. Amaba como se llevaba con Julian, como ella le contaba sus cosas con total confianza y como se complotaban para reírse de mí o joderme.

Al cabo de unos minutos Julian ya estaba estacionando el auto en la puerta del colegio. Titi se bajó enseguida, después de despedirse entre risas de Julian y corrió hacia la entrada al ver a sus amigas. Eran las ocho menos cuarto, todavía teníamos tiempo para despedirnos como correspondía.

- A que hora salís? - preguntó sentándose de costado para quedar frente a mí
- Al mediodía supongo, pero te aviso cuando sepa bien - dije y asintió - Qué? Ahora sos mi chofer personal? - pregunté acercándome a su rostro con ambas cejas levantadas
- Más vale, no te voy a dejar volver sola ni loco - dijo muy relajado y me mordí el labio, no podía más de tierno
- Que te parece si vamos a comer a algún lado cuando me pases a buscar? - pregunté y él asintió muy entusiasmado
- Buenísimo, avisame bien la hora así te espero acá
- Dale, me voy yendo porque no quiero llegar tarde justo el primer día
- Podes sola? No querés que te acompañe hasta la puerta? - pregutó preocupado
- No papá, puedo sola - dije y ambos reímos
- Decía por el pie, pero esta bien, ya se que podés sola, sos un poco haragana nada más - dijo riendo y le pegué en el hombro
- Callate Julian, nada que ver - dije para luego amagar con abrir la puerta.

Julian apretó rápidamente el botón para trancarla y giré la cabeza sin entender.

- Abríme tarado, llego tarde - grité provocando que él solo se riera
- No te vas de acá sin darme un beso Oriana - dijo serio y lo fulminé con la mirada
- No me digas Oriana!
- Oriana, Oriana, Oriana, Orian...

Y no lo dejé terminar. Lo callé de un beso. Un beso suave, tierno, pero que seguramente si lo prolongábamos iba a subir de tono enseguida. Así que simplemente me separé de él, con pocas ganas, y dejé un beso en su mejilla antes de abrir la puerta para bajar del auto.

Le hice un saludo con la mano desde lejos antes de atravesar la puerta de entrada y él simplemente me sonrió. Ojalá que esa sonrisa me saque el mal humor de volver a este lugar, y bancarme toda una mañana de materias aburridas, y profesores aún más aburridos. Por suerte tenía a mis amigas, Lola y Jenny, quienes hacían que esa tortura sea bastante leve. Las encontré en el pasillo de nuestra clase y no dudaron en abrazarme apenas me vieron. Desde la noche previa al accidente que no las veía, siempre hablábamos pero como yo pasaba casi todos los días con Julian, y paseando de médico en médico, no tuvimos tiempo de vernos.

- Las extrañe tanto - grité mientras las abrazaba a las dos por igual
- Nosotras a vos, como estas de la pierna? - preguntó Jenny aunque ya sabía, yo siempre les contaba por whatsapp como iba todo, y hasta les pasaba fotos a medida que bajaba la hinchazón del golpe (cabe aclarar que el primer día era terrible)
- Mejor, no camino normal porque si hago mucho apoyo sobre este pie me va a doler, pero ya casi no lo siento, por suerte, pense que iba a ser peor - dije y ambas asintieron sonrientes
- Me alegro amiga - dijo Lola mientras entrábamos a la clase.

Nos acomodamos contra la ventana, ni muy al fondo ni muy adelante, y para mi desgracia, sin darme cuenta, mi banco era el de adelante de Fran. Lo noté al rato cuando vi su mochila apoyada en la mesa, pero ni rastros de él. Saludamos a nuestros compañeros, eran los mismos de siempre, no había ninguno nuevo. Habíamos formado un grupo re lindo, nos llevábamos muy bien todos, bueno espero que así sea también durante todo este año. Lo vi entrar a Fran justo delante del profesor de historia. Su mirada se conectó con la mía apenas notó mi presencia, y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Nervios, supongo. Fue un momento bastante incómodo, pero él siempre sabía salir de esas situaciones, así que con una simple sonrisa nos saludó a las tres, dejándome a mi para el final.

- Me debes una charla - susurró en mi oído luego de dejar un beso en mi mejilla y se sentó muy relajado en su asiento, detrás del mío.

- Si - dije un poco nerviosa, dándome  vuelta para poder mirarlo y me sonrió - en el recreo - agregué
- Perfecto - dijo con mucha tranquilidad y por un momento lo envidié.

Cómo podía tomarse todo tan relajado y dejarme tan nerviosa a mí? En eso era igual a Julian, y eso me molestaba un poco. Un poco bastante.

martes, 1 de abril de 2014

CAPITULO 92

Al principio lo quise apartar pero a quien iba a engañar? Estaba esperando este momento desde la noche anterior, así que de a poco me fui soltando y me dejé llevar. A medida que los minutos pasaban, aumentaba cada vez más el ritmo del beso. Nos besábamos con deseo, necesidad, y a la vez muchísima ternura y amor.

- Por que me haces estas cosas cuando quiero estar enojada con vos? - pregunté con dificultad debido a mi respiración agitada una vez que nos separamos un poco y él me sonrió inmediatamente
- Es que ya se como aflojarte - susurró para luego dirigirse a mi cuello, dejando incontables besos allí.

Cerré los ojos y me relajé, disfrutando del momento. Si no fuera por mi maldita pierna no se en que condiciones estaríamos ahora.

- Te amo - susurré en su oído y se separó un poco para poder mirarme a los ojos
- Me encanta cuando lo decís - dijo y ambos reímos - Decilo de nuevo
- Otra vez con lo mismo Julian? - pregunté y asintió con una sonrisa enorme - te amo tarado, te amo - dije entre risas y lo besé una vez más
- Mmm yo te amo más - murmuró sobre mis labios y sonreímos.

No podía creer estar otra vez así con él. Habían sido menos de 24 horas "peleados" pero parecía una eternidad, ya lo extrañaba, lo necesitaba.

- Dormí, dale - dijo volviéndose a acostar a mi lado, mientras me acariciaba el pelo
- Ah no lo puedo creer - dije y largó la risa
- Qué cosa?
- Ahora me querés dejar con las ganas vos a mí? - pregunté y los ojos se le abrieron enseguida
- Cómo es eso? - preguntó sonriendo y automáticamente llevé mis manos a mi cara
- Lo dije en voz alta? - pregunté con vergüenza y él asintió riendo - basta Julian, no me mires así, me das miedo
- Si, si, cambia de tema nomás, mira que te escuché perfectamente - dijo y lo empujé un poco
- Shh, dormite
- No, ni loco, ahora explicame como es eso de que te dejé con las ganas - insistió depositando sus manos sobre el colchón, a cada lado de mi cintura e inclinándose sobre mí
- Me dejaste con las ganas de... otro beso, mal pensado - dije nerviosa y él largó una carcajada
- Si, si, claro... Pero bueno si insistís... - dijo con una sonrisa antes de darme otro beso más en el cuello, pero esta vez mucho más largo.

Sí, estaba jugando con fuego. Y sí, me lo hacía a propósito, definitivamente.

- Sos un hijo de puta - dije riendo cuando se separó y me miró a los ojos
- Que se siente? Me estoy vengando Sabatini - dijo entre risas
- Cuanta maldad, Serrano - respondí en voz baja y no tardó ni cinco segundos en volver a unir nuestros labios.

No podíamos despegarnos, sus besos eran adictivos en serio, juro que no exagero.

Nos separamos quedándonos ambos con ganas de más. Pero bueno, la realidad era que todavía me dolía un poco la pierna, y junto con el dolor aumentaba mi mal humor y mis ganas de dormir por horas, días, o incluso semanas.

Con toda la delicadeza del mundo, intentando no mover mucho la pierna, me acomodé de costado para dormir, apoyando mi cabeza en su pecho y rodeando con mi brazo su torso ahora desnudo (sí, el muy forro ya se había sacado la remera, definitivamente me lo hacía a propósito). Comencé a hacer dibujos sobre su piel con mis dedos y al cabo de unos minutos me quedé dormida, por la culpa de Julian que no paraba de tocar mi pelo, mientras me hacía una especie de masaje en la cabeza.

Me desperté con sus besos por toda mi cara. El paraíso, realmente. Sonreí con los ojos aún cerrados y él aprovechó que ya estaba despierta para dejar un cálido beso en mis labios.

- Despertate gorda que te traje el desayuno y tenés que tomar la pastilla - susurró y abrí los ojos con dificultad

Me miraba de una manera extremadamente tierna, y con esa sonrisa tan particular que yo amaba. No me aguanté más y de un impulso levanté mi cabeza para alcanzar a besarlo, sosteniéndome de su cuello.

- Sos muy perfecto Julian, por qué? - dije volviendo a apoyar la cabeza en la almohada y lo único que obtuve como respuesta fue una risa, tan natural como siempre.
- Dejate de pavadas y tomate esto - dijo ayudándome a sentarme en la cama
- No son pavadas, vos te viste? Sos lo más perfecto que puede existir, y a eso sumale todo lo que siempre haces por mí. La verdad que no te tenía tan tierno Serrano
- No exageres eh, porque si hablamos de perfección no podemos pasar por alto al bombón que me estoy comiendo - dijo muy sonriente y le pegué
- Con quien me engañas Julian? - pregunté riendo y el se mordió el labio mientras negaba con la cabeza
- Hacete la humilde nomás, si sabes que estás re buena
- Nada que ver - dije sacándole la pastilla de la mano para luego agarrar el vaso de agua y tomarla
- Si, si, seguro, callate y comé - dijo metiéndome la tostada en la boca a la fuerza
- Julian - grité escupiendo todo
- Ay, ves, así me encantas, cuando masticas con toda la boca abierta porque estas muy entretenida gritándome y escupís todo - dijo riendo
- Que malo que sos - exclamé pegándole en el hombro
- Y también me encanta cuando me pegas, ves que sos un amor Orianita - agregó irónico
- O sea que te gusta que sea bien machito no? - pregunté entre risas y él asintió -
- Si, natural, así como sos y no la chetita que pareces ser - dijo todo tierno y sonreí
- Awww dame un besito - dije con la boca llena de comida y haciéndole trompita
- Na, ya te vas al carajo boluda, tampoco tanto, sos un asco Ori - dijo tentado
- Te amo tarado - dije contagiándome de su risa
- Yo más pendeja - dijo dándome un beso en la frente para luego darle un mordisco a mi tostada, ganándose un grito de los míos como queja.